En un mundo donde la organización y la funcionalidad son cada vez más valoradas, transformar objetos cotidianos en útiles organizadores para el baño se ha convertido en una tendencia popular. Con un poco de creatividad y unos simples pasos, es posible dar nueva vida a elementos que, de otro modo, podrían considerarse desechables.
Uno de los proyectos más sencillos consiste en reutilizar frascos de cristal, que pueden ser perfectos para almacenar productos de higiene personal como algodones, bastoncillos o incluso maquillaje. Para comenzar, solo se necesita limpiar bien el frasco y, si se desea, decorarlo con pintura en aerosol o cintas de colores para adaptarlo al estilo del baño. Además, al usar frascos de diferentes tamaños, se logra un aspecto dinámico que puede ser muy atractivo visualmente.
Otro recurso bastante útil son las cajas de madera recicladas. Estas pueden ser transformadas en estantes para colocar artículos como toallas, jabones o cremas. Bastará con aplicar una capa de barniz o pintura para añadir protección y un toque estético. Al situar estas cajas en una pared o sobre una repisa, no solo se optimiza el espacio, sino que también se crea un ambiente más acogedor y ordenado.
Los tubos de cartón, provenientes de rollos de papel higiénico, también pueden adquirir un nuevo propósito. Apilados o colocados dentro de una bandeja, pueden servir como divisores en un cajón para clasificar artículos más pequeños, como pinzas para el cabello o brochas de maquillaje. Esta solución permite mantener cada objeto en su lugar y, a su vez, resulta una opción económica y ecológica.
Un último consejo es reutilizar estuches de lápices o bolsos pequeños que ya no se usan. Estos pueden ser perfectos para guardar productos como cepillos de dientes, pasta dental o pequeños frascos de perfume. Con un poco de limpieza y, si se desea, personalización con parches o stickers, estarán listos para integrarse en el baño.
Con estos sencillos y creativos DIY, es fácil organizar de forma práctica el espacio del baño, contribuyendo además al cuidado del medio ambiente al reutilizar objetos que, de otro modo, habrían sido desechados. Así, cada rincón no solo se convierte en un lugar más funcional, sino también en un reflejo de nuestro estilo personal.