La familia, como cualquier otra institución, se encuentra en una etapa de crisis. Las distintas configuraciones parentales obligan a reflexionar sobre los modelos tradicionales y su verdadera representatividad.
Así, el cine ha comenzado a indagar sobre uno de los tópicos en boga: la inseminación artificial. La cartelera ofrece, simultáneamente, las vicisitudes de una familia homoparental (“The kids are all right”) y las de una mujer que desea ser madre sin tener un hombre a su lado.
“The switch” cuenta la historia de Kassie (Jennifer Aniston), una neoyorkina de cuarenta años que, en lugar de dramatizar su soltería, cumple su mayor anhelo: convertirse en madre.
Siete años después, de regreso a su ciudad natal, Kassie se reúne con su neurótico mejor amigo Wally (Jason Bateman) quien, al ver al neurótico niñito, recuerda lo que hizo en aquella “fiesta de inseminación”: reemplazó el esperma del donante escogido por el suyo propio.
Los directores Josh Gordon y Will Speck («Blades of glory») han construido una excelente dupla protagónica que, junto con la siempre refrescante Juliette Lewis, logra dar cuenta de una nueva realidad social.
No obstante, un trueque de esperma no deja de ser un acto inexcusable. El cine, sin embargo, todo perdona.
