La economía mundial enfrenta una trayectoria recesiva que podría llevar el crecimiento global de este año a un 2,3%, según un informe de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) publicado recientemente. Este dato refleja una desaceleración significativa en relación con las tasas de crecimiento promedio registradas antes de la pandemia de COVID-19, cuando la economía global ya comenzaba a mostrar signos de moderación.
La UNCTAD atribuye esta ralentización a varios factores, como las altas tasas de interés en países avanzados, la depreciación de las monedas en naciones en desarrollo y un crecimiento del comercio que no acompaña al aumento del Producto Interno Bruto (PIB). En este contexto, el organismo advierte que el bajo crecimiento es insuficiente para avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El informe también Subraya una creciente incertidumbre financiera marcada por la volatilidad de los mercados y una «incertidumbre geoeconómica» incrementada. Las tensiones geopolíticas y las políticas comerciales proteccionistas son vistas como elementos que incrementan la inestabilidad económica. En este sentido, las recientes medidas arancelarias han alterado las cadenas de suministro, dificultando la previsibilidad en el comercio. Esta inestabilidad está llevando a las empresas a posponer decisiones de inversión y a reducir la contratación.
En lo que respecta al comercio internacional, la UNCTAD destaca una disminución en el dinamismo del intercambio de mercancías, lo que podría impactar significativamente a los países en desarrollo que dependen del comercio para su crecimiento económico. Asimismo, los flujos de inversión extranjera directa en estas economías han disminuido, lo que podría repercutir en sectores fundamentales, como la infraestructura y los sistemas alimentarios sostenibles.
La situación es particularmente grave para los países de renta baja, que enfrentan una «tormenta perfecta» compuesta por condiciones financieras externas adversas y un debilitamiento del crecimiento interno. La UNCTAD ha enfatizado que el impacto de esta desaceleración recaerá especialmente sobre las economías más vulnerables.
Sin embargo, el informe sugiere que el comercio entre países en desarrollo, conocido como comercio Sur-Sur, podría ser una fuente de resiliencia en medio de estas adversidades. Actualmente, este comercio representa aproximadamente un tercio del total global y la integración económica entre estos países presenta oportunidades para un crecimiento más sostenible.
Para mitigar los efectos negativos sobre la economía, la UNCTAD ha instado a los países a reactivar el diálogo y la negociación, y ha enfatizado la necesidad de una mayor coordinación entre políticas regionales y globales. La restauración de la confianza es vista como un elemento clave para mantener el desarrollo en marcha.
Fuente: ONU últimas noticias