Subasta de un Grito

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Sotheby’s pone a la venta en Nueva York la única de las cuatro versiones de la mítica pintura que aún permanecía en manos privadas. La obra de Munch podría superar los ochenta millones.

El propio Munch relató, con bella prosa, el episodio: “Una tarde, tomé un camino; por un lado estaba la ciudad, y bajo mí, el fiordo. Estaba enfermo y cansado; me detuve y miré hacia el fiordo. El sol se ponía; las nubes se tiñeron de rojo; sentí que un grito recorría la naturaleza, me pareció que yo escuchaba ese grito. Pinté ese cuadro; pinté las nubes como sangre, los colores gritaban”.

La literatura de Dostoievsky. El impacto causado sobre el pintor (como también ocurriera con Gauguin) por una momia peruana que contempló en París. Los golpes de la enfermedad y la muerte (“Enfermedad, locura y muerte fueron los tres ángeles negros que velaron mi cuna” escribiría). La tuberculosis. Las muertes tempranas de su madre y su hermana. La influencia de un padre militar taciturno… Muchas han sido las explicaciones que se han buscado para El grito desgarrador de Munch (incluso la erupción del volcán Krakatoa, cuyas cenizas cubrieron Oslo entre noviembre de 1883 y febrero del año siguiente y pudieron tamizar el característico cielo de la pintura). Es comprensible. Todo artista, todo crítico, todo espectador querría apresar las claves de una obra, realizada en 1893, que todavía hoy, casi ciento veinte años después, sobrecoge a quien la contempla.

Parece que fue ayer cuando el protagonista profirió su alarido eterno. De ahí la convulsión que recorre el mercado del arte desde que el pasado febrero Sotheby’s anunciara la puesta en venta de una de las cuatro versiones que Munch realizara de su obra maestra. La pintura, que marcó un antes y un después en el expresionismo y el arte contemporáneo, saldrá a subasta en Nueva York el próximo 2 de mayo y a partir del 13 de este mes de abril se expondrá en Londres. Pertenece a la colección del hombre de negocios Petter Olsen, cuyo padre Thomas fue amigo, vecino y patrono de Munch; data de 1895 (dos años después de la original) y es la única de las cuatro réplicas que todavía permanecía en manos privadas. Dada la poca frecuencia con la que salen al mercado iconos de la historia del arte, resulta complicado anticipar el valor de El Grito, aunque los expertos de Sotheby’s estiman que el precio final podría superar los 80 millones de dólares.

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