Los agricultores de Haití enfrentan una crisis multifacética que incluye problemas políticos y climáticos, pero además lidian con una deficiencia crítica: el acceso a semillas de baja calidad. En el país, las semillas suelen tener tasas de germinación que apenas alcanzan el 40 o 50 %, lo que limita el rendimiento de sus cosechas y compromete sus medios de vida.
Para abordar esta problemática, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se ha aliado con el Ministerio de Agricultura de Haití en un esfuerzo por mejorar la calidad de las semillas disponibles. Este proyecto incluye la creación de bancos de semillas artesanos, gestionados por los mismos agricultores, que se dedican a cultivar semillas de alta calidad adaptadas a las condiciones locales.
Pierre-Frantz Jacques, un antiguo agricultor y director del proyecto del banco de semillas, destaca que la inadecuación de las semillas es un factor crucial que afecta la producción agrícola. Actualmente, Haití cuenta con más de 200 de estos bancos de semillas, los cuales no solo buscan mejorar la calidad de las cosechas, sino también reducir la dependencia del país respecto a las importaciones de semillas y alimentos.
La situación es crítica, ya que más de la mitad de la población se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria extrema, y la producción agrícola se ve amenazada por el aumento de la violencia armada de bandas. Al proporcionar semillas de calidad, los bancos de semillas son un pilar esencial para mejorar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria en las comunidades afectadas.
Para el 2010, tras el devastador terremoto de magnitud 7,0 que afectó al país, la FAO implementó una estrategia de recuperación enfocada en la resiliencia del sector agrícola. Se reconoció que los sistemas de semillas eran inadecuados y se intensificaron los esfuerzos por establecer bancos de semillas que ofrecieran diversidad y calidad.
El trabajo de la FAO se basa en la formación de agricultores en las mejores prácticas de cultivo y manejo financiero, además de proporcionarles semillas de alta calidad adaptadas a sus entornos. Jacques resalta que muchos agricultores prefieren cultivar especies locales que ya están bien adaptadas a su clima y suelos, lo que no solo mejora la cosecha, sino que también renueva sus tradiciones agrícolas.
La FAO también se encarga de dotar a estos bancos de equipamiento para la correcta conservación de las semillas, un aspecto esencial en un país que enfrenta crisis climáticas. La capacidad de proteger sus reservas de semillas permitirá a los agricultores mantener su producción, incluso en situaciones adversas.
Aunque los desafíos son inmensos y la violencia sigue siendo una amenaza, Jacques asegura que estas pequeñas pero significativas mejoras pueden tener un impacto duradero en la autonomía y la seguridad alimentaria del país. La resiliencia, según Pierre Vauthier, representante de la FAO en Haití, no solo permite a las comunidades recuperar la dignidad, sino que las empodera a ser actores activos en la construcción de su futuro.
Fuente: ONU últimas noticias