El regreso al trabajo tras las vacaciones estivales representa un desafío significativo para muchas empresas, especialmente en un contexto donde la rotación laboral en España supera el 6% trimestral, según Eurostat. Para ayudar a las organizaciones a retener a sus trabajadores en este periodo, Gi Group Holding ha elaborado una guía con cinco estrategias clave.
La primera de estas estrategias se centra en fomentar una desconexión real durante las vacaciones. Respetar el descanso de los empleados, evitando correos y llamadas, no solo es un signo de confianza, sino que también ayuda a reducir el riesgo de agotamiento y fortalece el compromiso emocional con la empresa.
La flexibilidad es otro factor fundamental. Ajustar horarios o implementar modelos híbridos en las primeras semanas tras el regreso permite a los empleados adaptarse nuevamente al ritmo de trabajo sin sentirse abrumados. Esta flexibilidad promueve un equilibrio sano entre la vida laboral y personal, mejorando la percepción de la cultura organizacional.
Además, el reconocimiento del esfuerzo previo es crucial en este periodo de reintegración. Valorar el trabajo realizado antes del verano, especialmente por aquellos que han asumido cargas adicionales, refuerza la conexión emocional entre los empleados y sus equipos.
Una planificación clara y ordenada también juega un papel determinante. Evitar improvisaciones y sobrecargas de trabajo facilita que los equipos regresen con tranquilidad, y alinearse con los objetivos del nuevo trimestre asegura que todos estén en la misma sintonía desde el primer día.
Por último, el propósito y la cultura organizacional deben ser coherentes. Muchas personas retornan al trabajo cuestionándose si su rol y sus valores están alineados con los de la empresa. Aprovechar este momento para reforzar el sentido de pertenencia y demostrar que la organización actúa en consonancia con sus principios es esencial para reducir la rotación.
Silvia Martínez, People & Culture Director en Gi Group Holding, señala que «crear un entorno en el que los profesionales se sientan valorados, escuchados y motivados es esencial para fortalecer el compromiso a largo plazo». Esta etapa de transición puede convertirse, por tanto, en una ventaja competitiva al fidelizar a los mejores talentos en un momento de incertidumbre laboral.