Se podría decir que Drew Barrymore, la eterna jovenzuela del cine estadounidense, ha pasado su vida como actriz en un mundo blanco, ideal y utópico. Su crecimiento artístico ha tenido lugar en historias de ensueño, azúcar y finales felices en las que los matices prácticamente son artículos de fantasía. Títulos como Nunca me han besado, Por siempre jamás, El Chico Ideal o Sueños de adolescente, todos ellos fácilmente despreciables por la memoria, dan fe de ello.
No deja de llamar la atención, pues, que su opera prima como directora sea una película de color gris a pesar de su estructura propia de comedia de domingo por la tarde, y el hecho es que Roller Girls (Whip It) es lo más parecido al cine de autor que ha surgido últimamente, ya que hay mucho de Drew Barrymore en el personaje de Cavendar Bliss que tan brillantemente interpreta la gran Ellen Page.
Roller Girls es la historia de una adolescente que se está haciendo mayor, quiere vivir su propia vida y por ello quiere rebelarse contra la que le están preparando sus padres (sobretodo su madre) y por ello se aparta de los concursos de buenas chicas para participar a escondidas en el Roller Derby.
A través de este viaje obligado y necesario de cualquier adolescente por el mundo de la noche, Bliss aprende a rebelarse y que en la aparente libertad hay reglas que hay que cumplir. Esta lección de responsabilidad y madurez es el eje central de una película que Drew Barrymore maneja de una forma excepcional, con unos personajes muy trabajados y enriqueciendo la película de los matices que jamás conoció en su carrera profesional.
La Bliss que se subleva con tosquedad al principio de la película tiñéndose el pelo de azul y recurriendo al tópico venerando a Amelia Earhart (símbolo del feminismo norteamericano) no es la misma chica que ha madurado al final del filme; de la misma forma que la Drew Barrymore que ha seguido una carrera llana como actriz no es la Drew Barrymore adulta que, con un ejercicio de expresión loable y muy aplaudible, se ha destapado como una directora a seguir. De momento su debut ha sido sobre ruedas, y nunca mejor dicho.