En los últimos años, la vigilancia aérea ha cobrado una importancia creciente en el ámbito de la ley y el orden, generando un intenso debate sobre la privacidad y los derechos civiles. Aunque esta práctica se remonta a la utilización de aeronaves tripuladas, la introducción de drones ha transformado radicalmente el panorama. Los defensores de la privacidad alertan sobre los riesgos emergentes del uso de estas tecnologías, las cuales permiten a las autoridades supervisar a los ciudadanos desde el aire, lo que podría representar una intrusión grave en la vida privada, incluso en espacios considerados protegidos como los patios traseros.
El uso de drones por parte de la policía ha planteado preocupaciones sobre la falta de regulaciones claras que limiten su empleo. A pesar de las garantías proporcionadas por algunas autoridades, los casos recientes han demostrado que estas promesas pueden no ser más que palabras vacías. Por ejemplo, el Departamento de Policía de Nueva York prometió no usar drones para vigilar áreas constitucionalmente protegidas, pero posteriormente se encontró que habían sido empleados para monitorear fiestas en patios traseros durante el fin de semana del Día del Trabajo en 2023.
Los datos recopilados por departamentos de policía, como el de Chula Vista en California, han revelado que los drones se utilizan en situaciones que van desde disturbios domésticos hasta evaluaciones psicológicas. Sin embargo, el acceso del público a esta información ha sido limitado, a pesar de las decisiones judiciales que establecen que estos datos no deben ser considerados como exentos de la ley de registros públicos.
Asimismo, ha surgido una preocupación alarmante por la posibilidad de que los drones se armen. En 2022, la fabricante Axon anunció una pausa en el desarrollo de drones equipados con táseres tras recibir críticas significativas, pero se anticipa que podrían presentarse más propuestas similares en el futuro. Este aumento en el equipamiento de drones con herramientas de control de multitudes plantea serias preguntas sobre el uso potencial de la fuerza por medio de tecnologías de vigilancia.
A medida que los drones se vuelven más accesibles y se integran con cargas tecnológicas avanzadas, su uso se ha generalizado en la vigilancia por parte de las fuerzas del orden y otras agencias gubernamentales. Organizaciones defensoras de derechos digitales enfatizan la necesidad de asegurar que estos desarrollos tecnológicos no invadan los derechos constitucionales de privacidad de los ciudadanos, un aspecto que debería ser prioritario en el debate sobre el futuro de la vigilancia en el espacio aéreo.
Fuente: EFF.org