El Parlamento Europeo ha sido escenario de un desayuno informativo organizado por la Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie (AEA), con la participación de aproximadamente 60 eurodiputados, asesores parlamentarios y representantes de la industria. El encuentro tuvo como propósito discutir las implicaciones del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) y su impacto en el sector del aluminio, crucial para la economía europea.
Durante la sesión, inaugurada por la eurodiputada Susana Solís Pérez y el eurodiputado polaco Adam Jarubas, ambos del Grupo PPE, se abordó la necesidad de adaptar el CBAM para cumplir sus objetivos climáticos sin perjudicar la competitividad de la industria del aluminio. Solís enfatizó que el diseño actual del mecanismo no refleja las realidades específicas de este sector, sugiriendo que es fundamental reconocer sus particularidades para evitar efectos adversos en el empleo y la producción.
El eurodiputado Jarubas añadió que, aunque hay un compromiso por parte del comisario Hoekstra de trabajar en el tema, es urgente clarificar cómo se implementará en la práctica. Antoine Chacun, de ODDO-BHF, alertó sobre el déficit estructural que presenta Europa en términos de aluminio, destacando que sin este metal, no podría llevarse a cabo la transición verde. Chacun argumentó que el mecanismo actual podría encarecer el producto final y trasladar el origen del metal utilizado, en lugar de reducir las emisiones.
El presidente de CENTROAL-ASSOMET, Giorgio Di Betta, insistió en que la exclusión de tramos de la cadena de producción por parte del CBAM podría ofrecer ventajas injustas a productores extracomunitarios, lo que podría llevar a un aumento de las emisiones, en lugar de su reducción. Angelika El-Noshokaty, directora general de Aluminium Deutschland, advirtió sobre la falta de criterios claros para calcular la huella de carbono, lo que podría generar conflictos comerciales y sobrecostes en la industria.
La situación del sector del aluminio es crítica, especialmente tras el cierre de la planta de Alcoa en San Ciprián, lo que ha llevado a España a importar 220.000 toneladas anuales de aluminio. Además, las sanciones a Rusia y los cambios en el comercio internacional han complicado aún más el panorama.
La AEA, que representa a más de 650 empresas y emplea a más de 17.000 profesionales en España, se ha manifestado en contra de la aplicación del CBAM tal como está diseñado, argumentando que puede resultar en un impacto regulatorio desproporcionado y un riesgo de sobrecoste estructural que alcance los 11.000 millones de euros anuales en el sector transformador europeo.
Entre las propuestas presentadas por la AEA se encuentran la evaluación de impacto previa a la aplicación del CBAM, una exención temporal para el aluminio y el reconocimiento de las especificidades de sectores intensivos en transformación. La Asociación ha subrayado que no se opone al CBAM ni a sus objetivos climáticos, pero subraya la necesidad de adaptar su aplicación para evitar distorsiones que pongan en riesgo la competitividad de este sector estratégico para Europa.
El desayuno informativo ha servido como un importante foro de diálogo entre la industria y los responsables políticos, con el propósito de encontrar un equilibrio sostenible que satisfaga las metas ecológicas y la viabilidad económica del sector del aluminio.