Antes de escribir una novela el mundo se te antoja como un elemento costumbrista del narcisismo colectivo con ánimo de lucro y después mucho más, pero igualmente sientes que tienes algo grande que decir y aporreas el teclado durante meses. Repóker de ases es la tercera novela por la cola en mi haber literario, un hattrick de coedición, autoedición y edición. Escribir siempre fue lo fácil y publicar lo complicado, ya que el panorama es tan inmenso como un océano e igual de abrupto que una plantación de tojos. Aquí lo único que importa es vender, el arte ya no sirve como medio de expresión, sino como un inductor del estado agentico. Únicamente es un negocio donde poco vale tener algo que decir o una idea mágica que mostrar. Las editoriales son como ciegos que se mueven por el sonido del dinero y reniegan de los nobles perros lazarillos que somos los escritores sin pedigrí (con este término me refiero a no tener padrino). Y después de esta manifestación ingrávida, directa y sarcástica os presento con mayor detalle Repóker de ases.
Se trata de una novela negra muy magnética con sexo a cascoporro y humor, que custodia unos macabros asesinatos. La protagonista, Fabiola regenta una clínica de raros trastornos psicológicos, codo a codo con una socia y amiga. Con un hijo problemático y un esposo ausente, descubrirá por las malas la crueldad del azar. La pulsión más oscura suele barajar las cartas del destino en maridaje con la atrocidad, aplastando con suma facilidad a la gratificación diferida del autocontrol.
Después de publicar en 2010 Serpiente, en el verano del 2012 vio la luz Aldán y las rosas de la noche. Ahora, varios meses más tarde vuelvo a jugar con mi Repóker de ases. Hagan sus apuestas, señores, la sangre correrá desde la primera página.
Reseña de Tere Prado