Sé que parece obsesión lo mío, con o más bien contra los árbitros pero es que a las pruebas me remito.
El mundial no está sirviendo para hacer buena publicidad de este gremio que cada vez más deja mucho que desear y yo creo que es que se sienten demasiado importantes y eso es peligroso.
El árbitro ruso Valentín Ivanov que pitó el Portugal-Holanda dejó algunas tarjetas claras en el tintero y se convirtió en el encuentro mundialista con más tarjetas señaladas, y con dos expulsados por equipo, de forma que Portugal se verá mermado en los cuartos de final.
El record de este colegiado, sin embargo resta protagonismo al ex colegiado español López Nieto que tenía el mismo situado en dieciséis tarjetas amarillas y dos rojas en el Camerún- Alemania en Corea y Japón 2002.
Y es que un mundial deja datos sorprendentes en todos los aspectos y en el tema de los árbitros la cosa está calentita, viendo los datos parece que los campos de fútbol son más un recinto de boxeo o de lucha grecorromana. Eso sí a veces las tarjetas están bien señalizadas y a veces son gestos de los colegiados que quieren ser protagonistas y que no permiten a los futbolistas ni tan siquiera expresarse libremente.
Lo peor es la falta de equilibrio, se castigan tonterías con roja y entradas brutales con amarilla, a los árbitros en este mundial les falta criterio y no sólo a los exóticos, los europeos, los clásicos tampoco están acertando. ¿ Hasta cuándo?