Haití se enfrenta a una creciente crisis de seguridad impulsada por el aumento de la violencia de las pandillas en la capital y otras regiones del país. Esta situación ha provocado el desplazamiento de cientos de miles de haitianos, exacerbando las crisis humanitarias y económicas que ya afectan al país caribeño. La vinculación de estos grupos con redes internacionales de crimen organizado para el tráfico de drogas ha generado preocupación entre las autoridades y organismos internacionales.
En julio de 2025, las fuerzas de seguridad haitianas realizaron una incautación histórica de 1,045 kilogramos de cocaína cerca de la Isla de la Tortuga, lo que marca la mayor confiscación de este tipo en más de tres décadas. A tan solo dos semanas de este evento, se confiscó también 426 kilogramos de cannabis en Petite-Anse, y se registraron arrestos en Jamaica donde se encontraron más de 1,350 kilogramos de cannabis con ciudadanos haitianos. Las autoridades creen que la cocaína confiscada tenía su origen en América del Sur y que su destino eran países del Caribe y Estados Unidos, además de evidencias recientes que indican envíos a Europa, como la incautación de 1,156 kilogramos de cocaína en el puerto de Amberes.
Las principales pandillas de Haití han tomado el control de rutas estratégicas hacia y desde Puerto Príncipe y la frontera con la República Dominicana, utilizando estas vías no solo para el tráfico de drogas, sino también para el contrabando de armas. Este control les permite extorsionar a la población local y facilitar el movimiento de sustancias ilícitas sin temor a represalias. Informes de Jamaica sugieren que hay una colaboración activa en el intercambio de armas por drogas, lo que complica aún más la situación.
La Île de la Tortue ha sido históricamente un punto clave para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. Su ubicación geográfica, que simplifica el acceso a las Bahamas y Jamaica, la convierte en un centro logístico para estas operaciones. La falta de un sistema de justicia sólido en Haití ha permitido a las pandillas operar con impunidad, intensificando la crisis de seguridad.
Además, Haití se ha convertido en un importante nodo en las operaciones internacionales de tráfico de drogas, lo que ha levantado alarmas en la región. Los investigadores han advertido que las rutas desarrolladas para el tráfico de drogas están interconectadas con las redes de contrabando de migrantes, en las que cada vez más ciudadanos haitianos están involucrados. Este comercio ilícito alimenta la inestabilidad regional, socava la gobernanza y afecta negativamente a las economías locales, además de aumentar la violencia.
Ante esta crisis, la ONU está reforzando esfuerzos para combatir el tráfico de drogas en Haití, centrándose en la seguridad fronteriza y el control marítimo. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) está implementando una serie de iniciativas para mejorar la capacidad de las fuerzas de seguridad haitianas, en colaboración con socios regionales, y para abordar la corrupción que facilita las actividades delictivas. Además, se están desarrollando tribunales especializados para gestionar casos relacionados con delitos financieros y actividades de pandillas, con el objetivo de reducir la impunidad y restaurar la confianza en el sistema judicial en el país.
Fuente: ONU últimas noticias





