La entrada de un casero en el jardín de un inquilino para recolectar fruta de los árboles puede generar confusión y preocupación en muchos arrendatarios. Según la legislación vigente, específicamente en el ámbito del alquiler urbano, es fundamental conocer los derechos y obligaciones de ambas partes para evitar malentendidos.
En primer lugar, la Ley de Arrendamientos Urbanos establece que el arrendador debe respetar la intimidad y el uso del inmueble por parte del inquilino. Esto implica que, en general, el casero no puede acceder a la propiedad arrendada sin el consentimiento del inquilino, salvo en situaciones de emergencia o cuando se haya pactado de manera explícita en el contrato. Por lo tanto, si el casero decide entrar en el jardín sin previa autorización, estaría violando la ley.
Si te encuentras en esta situación, lo más recomendable es hablar directamente con tu casero y recordarle que, según la legislación, tiene que solicitar tu permiso antes de acceder a tu propiedad. Es importante mantener una comunicación abierta y cordial para resolver el inconveniente de manera pacífica.
En caso de que el casero insista en entrar sin tu consentimiento, puedes documentar la situación. Toma fotografías, guarda mensajes o correos electrónicos en los que se evidencie la entrada no autorizada, y considera enviar una carta formal expresando tu disconformidad. Si después de estos esfuerzos la situación no se soluciona, es aconsejable acudir a una asociación de inquilinos o consultar a un abogado especializado en derecho inmobiliario para conocer las posibles acciones legales a seguir.
Recuerda que cada caso puede variar según la legislación local y las particularidades del contrato de arrendamiento, por lo que es fundamental informarse adecuadamente y actuar conforme a tus derechos.





