La última ronda de negociaciones de la ONU sobre el clima, la COP29, se inauguró el pasado lunes en Bakú, Azerbaiyán, en un contexto marcado por un año en el que se han registrado récords de calor extremo y caos climático, incluyendo incendios forestales, inundaciones y huracanes. El principal objetivo de la conferencia de este año es incrementar significativamente los compromisos financieros destinados a ayudar a los países más vulnerables a mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a ellos, lo cual ha llevado a que este encuentro sea conocido como la «COP de la financiación climática».
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha advertido sobre la urgencia de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C en comparación con los niveles preindustriales, lo que requiere inversiones esenciales en tecnologías de energía limpia y medidas de adaptación. Las naciones en desarrollo, en particular las pequeñas islas y los países menos desarrollados, son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, como la subida del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos, y requieren apoyo financiero significativo para fortalecer su resiliencia y reducir sus emisiones de carbono.
En la antesala de la cumbre del G20 que se celebrará en Brasil, las negociaciones en la COP29 han progresado de manera lenta respecto al crucial tema de la financiación. Delegados de países subdesarrollados están presionando para que se avance más rápidamente en el establecimiento de nuevos fondos para pérdidas y daños. Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ha instado a los líderes del G20 a enviar señales claras sobre la disponibilidad de recursos financieros y la reforma de los bancos multilaterales de desarrollo, así como a considerar el alivio de la deuda como esencial para permitir a los países vulnerables tomar medidas climáticas decisivas.
António Guterres, Secretario General de la ONU, enfatizó que la acción frente al cambio climático es un imperativo y que la financiación climática debe ser vista como una inversión. Guterres también abordó la necesidad de asegurar que los recursos minerales necesarios para la transición energética sean explotados de manera justa, evitando que países ricos se beneficien a expensas de naciones con menos recursos.
Un avance significativo durante la COP29 ha sido la adopción de un acuerdo que establece un mercado mundial de carbono, lo que facilitará el comercio de créditos de carbono y alienta a los países a disminuir sus emisiones. Sin embargo, el contexto político, como el impacto de las elecciones estadounidenses, genera incertidumbre sobre el futuro del compromiso de este país con el Acuerdo de París.
Además, el activismo juvenil se ha hecho presente, con jóvenes de todo el mundo exigiendo acción urgente ante la crisis climática. Los líderes deben tomar decisiones en Bakú que tengan un impacto positivo y duradero para las futuras generaciones, asegurando la financiación necesaria para un futuro resiliente y sostenible. Las discusiones en curso en la COP29 son cruciales no solo para el presente, sino también para establecer un camino viable hacia la justicia climática a largo plazo.
Fuente: ONU últimas noticias
