En 2023, el valor de la producción agrícola en la Unión Europea alcanzó los 537.100 millones de euros, lo que representa una disminución del 1,5% respecto a 2022, cuando se registró un valor de 545.400 millones de euros. Este leve descenso marca el fin de una tendencia al alza que había comenzado en 2010. El cambio en el valor nominal se debe a una caída en el volumen de producción del 2,3% y un ligero aumento en el precio nominal de los bienes y servicios agrícolas del 0,8%.
Según los datos proporcionados por Eurostat en las cuentas económicas para la agricultura de 2023, a pesar del descenso generalizado en la producción agrícola, hubo un incremento en el volumen de producción en diez países de la UE. Los aumentos más significativos se observaron en Hungría, con un 26%, y en Eslovaquia, con un 12%. En contraste, otras naciones experimentaron disminuciones, siendo Grecia la más afectada con una caída del 16%, seguida de Estonia, Letonia y España, cada una con un descenso del 9%, y Suecia con un 8%.
El cultivo representó más de la mitad, un 51%, del valor de la producción agrícola de la UE en 2023, alcanzando los 273.600 millones de euros, lo que supone una disminución del 6% en comparación con el año anterior. Mientras tanto, los animales y sus productos constituyeron el 40% del valor total, con un incremento del 2% respecto a 2022, alcanzando los 214.300 millones de euros. El resto del valor derivó de servicios agrícolas y actividades secundarias.
Los costos de insumos agrícolas no relacionados con la inversión, conocidos como consumo intermedio, disminuyeron en un 3% en 2023 en comparación con el año previo. Estas variaciones en el valor de la producción agrícola y el consumo intermedio resultaron en un aumento del 0,5% en el valor añadido bruto generado por la agricultura en la región.
Estos datos reflejan un panorama diversificado en el sector agrícola europeo, donde, a pesar de las dificultades, algunos países han logrado incrementar su producción mientras que otros enfrentaron desafíos significativos. La importancia de los cultivos y los productos animales en la economía agrícola de la UE sigue siendo preponderante, aunque las dinámicas internas continúan evolucionando en respuesta a múltiples factores económicos y ambientales.