El 1 de octubre de 2025 se convertirá en una fecha clave en la lucha contra el desperdicio alimentario en España, ya que la startup Plato Limpio comenzará su expansión en los colegios del país. Esta iniciativa tiene como objetivo transformar los comedores escolares en espacios dedicados a la educación, la sostenibilidad y un cambio tangible en la gestión de los residuos alimentarios.
Plato Limpio surge de la incubadora Neto Positivo y se enfoca en la combinación de tecnología, datos y educación para abordar el problema del desperdicio. A través de su plataforma, permite a los centros educativos monitorizar la cantidad de comida que se desperdicia, así como su coste financiero y la huella de carbono asociada. Esta información es crucial para implementar acciones de prevención que generen resultados medibles y verificables.
El programa comenzará a operar en varios centros escolares, tanto públicos como privados, y tiene una clara hoja de ruta que incluye la implementación de un piloto europeo previsto para el primer semestre de 2026. Esta ambición se alinea con la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y contribuye al cumplimiento de la Ley 1/2025, que exige planes de medición y reducción del desperdicio alimentario en la restauración colectiva.
Para fortalecer su estrategia de expansión, Plato Limpio ha incorporado a Mercedes García Rivas como Chief Growth Officer. Con más de siete años de experiencia en emprendimiento sostenible y economía circular, García Rivas ha liderado proyectos de alto impacto, incluyendo Ecodicta, la primera startup de moda circular por suscripción en España.
«El desperdicio alimentario es uno de los grandes retos de nuestra era. En los colegios, además de un problema ambiental, representa una oportunidad única para educar en valores y generar cambio real desde la infancia. Plato Limpio une datos, tecnología y propósito para lograrlo», afirma García Rivas.
Ignacio Escolano, fundador y CEO de la startup, subraya la importancia de la educación en este proceso: «Plato Limpio nace de la convicción de que la educación es la herramienta más poderosa para transformar la forma en que producimos, servimos y valoramos los alimentos. Los datos nos muestran el camino y convierten la conciencia en acción.»
