El retroceso de los glaciares en Perú se convierte en una amenaza letal en el contexto de la crisis climática global. A medida que estos glaciares tropicales se derriten a un ritmo acelerado, miles de vidas están en riesgo, dejando un legado de tragedias que podría repetirse en cualquier momento. Este escenario ha cobrado relevancia tras la reciente avalancha en los Alpes suizos, donde el deshielo provocó un desastre que sepultó un pueblo que había sido evacuado preventivamente.
Paola Moschella Miloslavich, directora de Investigación en Glaciares del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM), alerta sobre la grave situación: en los últimos 58 años, Perú ha perdido el 56% de su cobertura glaciar. Según Moschella, esto significa no solo menos agua, sino también un aumento en los riesgos y desastres que amenazan la vida humana.
Los glaciares peruanos, únicos en su ubicación tropical, son especialmente vulnerables al cambio climático. Este deshielo constante ha desestabilizado montañas enteras y ha derivado en la formación de lagunas que pueden actuar como bombas de tiempo. Un simple evento de desprendimiento o un sismo podría provocar aludes que arrasan todo a su paso, afectando a poblaciones y a infraestructura crítica.
El país ya ha sufrido experiencias devastadoras, como el aluvión de 1970 en Yungay, que causó la muerte de más de 6,000 personas. Actualmente, se han registrado más de 140 eventos de desbordamientos de lagunas, y la tendencia continúa en aumento. Ante esta situación, el INAIGEM ha identificado 528 lagunas en riesgo de desbordamiento, y aunque no existen cifras exactas, se estima que cientos de miles de peruanos viven en áreas potencialmente peligrosas.
A pesar del inminente riesgo, Perú carece de un plan nacional específico para desastres de origen glaciar. Se han implementado esfuerzos locales, como sistemas de alerta temprana en ciudades vulnerables, pero se necesita una acción más integral. La estación de monitoreo y las campañas de sensibilización son pasos adelante, pero todavía existe una falta de educación sobre la gestión de riesgos.
Moschella destaca la necesidad de un enfoque coordinado para enfrentar los desastres. Esto incluye medidas como controlar los niveles de las lagunas, construir obras de refuerzo, evitar nuevas construcciones en zonas de riesgo y establecer políticas de planificación territorial estrictas. Aunque la idea de reubicar comunidades es compleja y costosa, la prioridad actual es evitar nuevos asentamientos en áreas vulnerables.
A nivel internacional, el riesgo de desastres glaciales es una amenaza poco visibilizada, en contraste con el deshielo del Ártico o la subida del nivel del mar. Sin embargo, el reciente enfoque en el riesgo glaciar tropical en foros internacionales es una señal alentadora.
La mejor prevención sigue siendo la mitigación del cambio climático. Cada grado que aumenta la temperatura del planeta intensifica el derretimiento de los glaciares y el riesgo asociado. Moschella enfatiza que la conservación de estos glaciares no solo preserva el entorno natural, sino que también es crucial para salvar vidas y prevenir tragedias. El mensaje es claro: el tiempo para actuar es ahora, y todas las medidas posibles deben implementarse para escuchar las advertencias de estos centinelas silenciosos antes de que sea demasiado tarde.
Fuente: ONU últimas noticias