A medida que las bandas de Haití continúan expandiendo su control y el terror que infunden en la población, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado el despliegue de una nueva fuerza internacional. Esta Fuerza de Represión de las Pandillas (GSF, por sus siglas en inglés) cuenta con un mandato de 12 meses y está compuesta por 5,550 efectivos, cuya misión es colaborar con las autoridades haitianas para neutralizar a las pandillas, proteger infraestructuras y facilitar el acceso humanitario. El objetivo principal es brindar seguridad a las poblaciones vulnerables ante el aumento de la violencia y evitar desplazamientos forzados.
La resolución fue copatrocinada por Panamá y Estados Unidos, reflejando la creciente preocupación internacional por la crisis multidimensional que afecta al país caribeño. La GSF llevará a cabo operaciones basadas en inteligencia, enfocándose en desmantelar organizaciones criminales y fortalecer las instituciones nacionales para que Haití pueda asumir la responsabilidad de su propia seguridad en el futuro. Además, se establecerá una Oficina de Apoyo de las Naciones Unidas para facilitar el apoyo logístico y operativo necesario en el terreno.
Este nuevo despliegue sustituye a la Misión de Apoyo Multinacional a la Seguridad (MSS), que había sido implementada con personal y recursos limitados y no logró desplegar la fuerza prometida, dejando vacíos en la capacidad de respuesta ante la crisis. Se estima que los grupos armados controlan hasta el 90% de Puerto Príncipe, bloqueando carreteras, atacando infraestructuras y sometiendo a la población a secuestros, violaciones y asesinatos. Solo en 2024, más de 5,600 personas perdieron la vida a causa de la violencia.
La situación de crisis se ha extendido a regiones que antes no habían sido afectadas, provocando el desplazamiento de más de 1.3 millones de personas y el colapso de servicios esenciales como la atención sanitaria y la alimentación. La Policía Nacional de Haití, que debería ser la primera línea de defensa, se encuentra incapacitada para enfrentar esta grave situación debido al colapso institucional y la falta de recursos.
El panorama es desolador: Haití no puede enfrentar el problema por sí solo, ya que los grupos criminales han establecido un gobierno paralelo, mientras la impunidad y la corrupción agravan la crisis de seguridad. Funcionarios de la ONU han advertido que la seguridad, aunque vital, no podrá resolver todos los problemas del país. Haití enfrenta multiplicidad de crisis, que incluyen necesidades humanitarias crecientes, una economía en colapso y el abandono político desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.
La nueva fuerza es considerada necesaria, pero insuficiente. Los Estados miembros de la ONU han enfatizado que su intervención debe ser parte de un enfoque más amplio, que contemple reformas en la gobernanza, ayuda humanitaria y desarrollo a largo plazo. Así, aún queda el desafío de determinar cuándo comenzarán las operaciones de la GSF, lo que se espera que ocurra tras la expiración del mandato de la MSS en octubre de 2025. Sin embargo, el proceso de creación de esta nueva fuerza y su financiamiento, en gran parte a través de contribuciones voluntarias de los estados miembros, promete ser un camino largo y complicado.
Fuente: ONU últimas noticias