La FIA y el Automóvil Club de Mónaco se han propuesto terminar con los puntos negros que tenía el circuito urbano de la ciudad y que hacía que cualquier incidente que se produjera en él pudiese tener consecuencias fatales para el piloto, como ocurrió el pasado año con el mexicano Sergio Pérez, que sufrió un importante accidente en la zona de la nueva chicane que lo tuvo un mes apartado de la máxima competición.
Para evitar situaciones a las del pasado año, los organizadores han realizado un gran esfuerzo para mejorar la calidad de la pista y poder mejorar la seguridad, aunque esta siga estando a años luz de las que se exigen en otros circuitos de la temporada.
Entre los cambios que se han llevado a cabo para el gran premio de esta semana destaca un nivelado en el asfalto en la bajada donde se consigue la máxima velocidad en el trazado. La medición se ha llevado a cabo con láser y se ha visto como había desniveles de hasta 20 centímetros de altura, lo que complicaba el control de los coches a los pilotos.
Otra cambio respecto al pasado año ha sido la colocación de las barreras de protección en la nueva chicane, que ha visto como eran retrasadas 14 metros respecto a su posición del pasado año.
Otra de las novedades es el uso de una sustancia antideslizante en la escapatoria cuyo objetivo es reducir considerablemente la velocidad del coche evitando de esta forma que este sufra un gran impacto.
La última mejora tiene que ver con la zona de la piscina, donde en la doble curva que hay ahí, se encuentra un bordillo que puede lanzar el coche al lado contrario, donde tradicionalmente hay una barrera de seguridad, pero que este año se sustituirá por las barreras Tecpro, que son capaces de absorber el impacto.
Lo que no se ha modificado es el uso del DRS, que no podrá ser utilizado durante la carrera.