La situación del mercado laboral en América Latina y el Caribe ha mostrado avances significativos en los últimos meses, aunque aún persisten barreras estructurales que impiden un progreso más consistente, según un informe divulgado este jueves por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En su publicación anual Panorama Laboral, la OIT destacó que la recuperación del empleo tras la pandemia de COVID-19 ha sido moderada, con una tasa de participación del 63% y una tasa de ocupación del 60%, mientras que la desocupación se sitúa en un 6%, uno de los niveles más bajos en los últimos 15 años.
A pesar de estos indicativos positivos, el informe señala que la informalidad y la desigualdad continúan siendo problemas arraigados en la región. Cerca de la mitad de la fuerza laboral trabaja en condiciones informales, lo que expone a millones de trabajadores a situaciones de precariedad, ingresos inestables y falta de acceso a seguridad social y a prestaciones básicas. Aunque se ha observado una leve disminución de la informalidad en el primer semestre de 2025, alcanzando un 46,7%, este fenómeno sigue siendo un rasgo distintivo de la dinámica laboral regional. Las mujeres y los jóvenes son los más afectados por esta situación, lo que aumenta su vulnerabilidad dentro del mercado laboral.
El informe también resalta las disparidades de género en el ámbito laboral, revelando que la participación de las mujeres en el mercado es 22 puntos porcentuales menor que la de los hombres. Además, la desocupación femenina supera en dos puntos a la de los hombres, y la brecha salarial persiste, con las mujeres ganando menos por trabajos equivalentes. La OIT advierte que estas diferencias no solo afectan la equidad de género, sino que también limitan el potencial de crecimiento económico de la región, dado que menos participación femenina conlleva un menor dinamismo en el mercado y un impulso reducido al consumo interno.
Otro aspecto preocupante que destaca el informe es el desempleo juvenil. A pesar de que la tasa de desempleo entre los jóvenes ha mostrado ligeras mejoras, sigue siendo significativamente más alta que la de los adultos, y muchos jóvenes que logran un empleo lo hacen en condiciones precarias. La incidencia de la informalidad entre los jóvenes alcanza un 56%, en comparación con el 43% en adultos. La falta de oportunidades de empleo formal y bien remunerado para las nuevas generaciones es un desafío estructural que podría limitar el desarrollo social y económico futuro.
La OIT enfatiza que los avances en las cifras laborales deben ser acompañados de políticas públicas efectivas que promuevan la formalización del empleo, la inclusión social, así como la reducción de las brechas de género y de juventud. Destacaron que detrás de los indicadores existen millones de historias de personas que buscan un empleo digno. El acceso a un trabajo decente influye no solo en los ingresos, sino también en la salud, la educación, el bienestar y el desarrollo de la población en general.
Es urgente que los países de la región impulsen la formalización del trabajo y establezcan un entorno laboral decente que fomente la justicia social. La OIT instó a los gobiernos a fortalecer el diálogo social entre sindicatos y empleadores, desarrollar estrategias que incentiven la creación de empleos de calidad y ampliar la protección social para los trabajadores informales, así como fomentar la participación de las mujeres en el mercado laboral con medidas específicas para reducir las desigualdades. Sin reformas estructurales ambiciosas, la región seguirá enfrentándose a problemas como la desigualdad y la precariedad, limitando el crecimiento inclusivo que beneficie a toda la población.
Fuente: ONU últimas noticias





