Las deudas deberían ser un motor para el desarrollo de los países, sin embargo, se han convertido en un peso que amenaza sus economías, llevando a muchos a desatender o incluso abandonar sus programas de desarrollo. Esta alarmante situación fue expuesta este lunes por Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) durante la inauguración de la 14ª Conferencia sobre Gestión de Deuda.
Grynspan describió el contexto actual como uno de «crisis de deuda y desarrollo», enfatizando que una adecuada gestión de las obligaciones financieras debe centrarse en la administración consciente de los recursos. «Al solicitar préstamos, es fundamental que lo hagamos para construir algo de valor que genere, con el tiempo, los medios para su propio reembolso», afirmó.
La responsable de la UNCTAD subrayó la importancia de la transparencia, la lucha contra la corrupción, la buena gestión y la correcta asignación de prioridades nacionales en este proceso. Reconoció que la actual arquitectura financiera global impone costos de capital elevados a los países en desarrollo, que ya enfrentan problemas crónicos de subinversión. Además, advirtió sobre la falta de una red de seguridad universal que proteja a estas naciones de choques externos y la ausencia de un sistema financiero multilateral capaz de proveer recursos asequibles a gran escala.
Según datos de la UNCTAD, aproximadamente 3.300 millones de personas residen en países que gastan más en el servicio de la deuda que en áreas esenciales como salud o educación. Grynspan reveló que en los últimos seis años, más de dos tercios de los países en desarrollo han visto un deterioro en la sostenibilidad de su deuda externa. En 2023, el promedio de estos países destinaba el 16% de sus ingresos de exportación al servicio de su deuda.
La secretaria general también destacó cómo la deuda ha evolucionado, señalando que casi dos tercios está ahora en manos de acreedores privados, lo cual complica la reestructuración. «Algunos tenedores de bonos privados se han convertido en acreedores principales, incluso por encima de los prestamistas multilaterales», indicó.
Ante la falta de un mecanismo que permita la suspensión de pagos durante las prolongadas negociaciones de reestructuración, Grynspan lamentó que muchos países se vean obligados a incumplir sus obligaciones de desarrollo para cumplir con sus compromisos de deuda. «No hay moratorias de deuda, pero sí de desarrollo», resaltó.
Para abordar esta problemática, se mencionaron propuestas de mejora que aún no han sido implementadas, como la suspensión de intereses durante las negociaciones. El Pacto para el Futuro ha instado al Fondo Monetario Internacional a revisar la arquitectura de la deuda, ya que las soluciones actuales perpetúan desigualdades significativas.
Grynspan hizo un llamado a los asistentes a la conferencia para compartir herramientas y estrategias que sean aplicables en situaciones reales. Asimismo, instó a los países a acudir a la próxima Conferencia Internacional de Financiamiento al Desarrollo, que se llevará a cabo en Sevilla, España, en junio, con propuestas que lleven a respuestas concretas frente al desafío de las deudas y el desarrollo. Enfatizó que es necesario reformar un sistema que actualmente falla y transformar las oportunidades en un beneficio para las personas y la estabilidad a largo plazo.
Fuente: ONU últimas noticias