En el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza, la angustia de Balqees Abu Ajwa se hace palpable al permanecer junto a la cama de su hija, Sama, una bebé de ocho meses que sufre de insuficiencia renal aguda. La madre expresa su preocupación por la falta de equipos médicos necesarios para el tratamiento de su hija, mientras las instalaciones del hospital simplemente luchan por mantenerse operativas ante la devastación provocada por el conflicto en la región.
Sama, ingresada en uno de los hospitales más afectados por la guerra, no tiene acceso a los recursos vitales que podrían salvarle la vida, y la madre lamenta que los pasos fronterizos se encuentren cerrados, lo que impide la llegada de suministros médicos. “Su estado empeora día tras día; su sangre se debilita y la función de sus riñones se deteriora”, explica Balqees con voz temblorosa.
La crisis en el sistema sanitario de Gaza no es algo aislado. El doctor Rifaat Jundiya, que trabaja en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, señala que la situación es “muy difícil”, destacando la escasez de personal especializado y de equipo básico. Los hospitales, saturados por la demanda, no cuentan ni siquiera con un sistema de rayos X portátil, lo que complica el tratamiento de pacientes críticos.
A pesar de los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud y sus aliados, que han logrado evacuar a más de 10,600 pacientes con enfermedades graves, entre ellos más de 5,600 niños, al menos 16,000 personas permanecen aún en espera de ser evacuadas. Según el Ministerio de Salud de Gaza, la situación es trágica, con al menos 1,092 pacientes que han perdido la vida mientras aguardaban asistencia médica.
El colapso del sistema sanitario se suma a la crisis humanitaria que enfrenta la región. En una reciente conferencia de prensa, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, informó que, a pesar de un alto el fuego temporal, se han registrado ataques aéreos y tiroteos en varias partes de Gaza. Además, las condiciones de vida han empeorado, obligando a muchas familias a refugiarse en edificaciones dañadas para protegerse del frío.
Las agencias humanitarias están trabajando arduamente para proporcionar asistencia de emergencia. En la última semana, se distribuyeron tiendas de campaña, colchones, mantas y ropa de invierno a familias afectadas por tormentas, aunque se estima que más de 630,000 adolescentes siguen necesitando ayuda.
La ONU y sus asociados han reiterado la urgencia de levantar las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, destacando que solo una fracción de las misiones planificadas han podido llevarse a cabo debido a barreras impuestas por las autoridades israelíes. Mientras tanto, la población de Gaza sigue enfrentando un invierno implacable, con la esperanza de recibir la ayuda necesaria para sobrevivir.
Fuente: ONU últimas noticias
