Los nuevos compromisos climáticos de los gobiernos han logrado reducir de forma leve el aumento de la temperatura global en este siglo, pero aún dejan al mundo enfrente de una grave intensificación de los riesgos y daños climáticos. Esta inquietante advertencia se encuentra en el último Informe sobre la Brecha de Emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), divulgado este martes en vísperas de la conferencia climática COP30, que comenzará la próxima semana en Belém, Brasil.
Desde la adopción del Acuerdo de París, los líderes mundiales se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media global muy por debajo de los 2°C en comparación con los niveles preindustriales, y preferiblemente dentro del umbral de 1,5°C. Sin embargo, casi diez años después, las proyecciones indican que con la implementación de los planes actuales, el aumento de la temperatura podría situarse entre 2,3 y 2,5 °C, una ligera mejora en comparación con las estimaciones del año pasado, que se encontraban entre 2,6 y 2,8 °C.
Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), a través de las cuales los países describen sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, siguen presentando un avance limitado. De hecho, solo 60 partes, menos de un tercio de los países, presentaron nuevas Contribuciones antes de finales de septiembre, y las políticas actuales sugieren un aumento de 2,8 °C, mejorando desde los 3,1 °C proyectados en 2022.
Sin embargo, el PNUMA también destacó que las actualizaciones en las metodologías han contribuido en parte a esta mejora. La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París tendrá un impacto equivalente que anulará cualquier avance, lo que significa que las nuevas Contribuciones apenas han sido efectivas. Para alinearse con las metas del acuerdo, se necesitan reducciones de emisiones anuales del 35% y del 55%, en comparación con los niveles de 2019.
El informe concluye que es probable que la temperatura global supere los 1,5 °C, al menos temporalmente, lo cual es difícil de revertir. Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, subrayó que, aunque los planes climáticos nacionales han logrado algunos avances, son insuficientes y es urgente realizar recortes de emisiones de manera rápida y decisiva, en un contexto geopolítico cada vez más complicado.
El informe llama a una aceleración en las reducciones de emisiones para que sea posible mantenerse por debajo del umbral de 1,5 °C para el año 2100. Cada fracción de grado evitada disminuirá significativamente los daños e impactos en la salud, que afectan a todas las naciones, especialmente a las más vulnerables. La comunidad internacional tiene la capacidad de acelerar la acción climática si decide hacerlo, ya que existen tecnologías probadas que permiten grandes reducciones en las emisiones, como la energía eólica y solar.
Andersen enfatizó que ahora es el momento para que los países se comprometan plenamente e inviertan en un futuro más sostenible a través de acciones climáticas ambiciosas, que no solo sean beneficiosas para el medio ambiente, sino que también generen crecimiento económico, empleos y seguridad energética.
Fuente: ONU últimas noticias





