Más de 330.000 personas en Mozambique se han visto forzadas a abandonar sus hogares en los últimos cuatro meses, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). La situación se ha deteriorado notablemente en las últimas semanas, con 107.000 nuevos desplazados que han tenido que huir debido a ataques violentos o al temor a estos. Paola Emerson, jefa de la OCHA en Mozambique, ha declarado que las familias desplazadas han tenido que enfrentarse repetidamente a esta misma situación, quedando desarraigadas en múltiples ocasiones y sometidas a semanas de ataques prolongados.
Este escenario refleja un cambio en las tácticas de violencia desde 2017, cuando estalló el conflicto en la provincia de Cabo Delgado, donde antes prevalecían los ataques y huídas. Con más de 600.000 personas desplazadas por la violencia y crisis climáticas, la ONU indica que casi el 90% de quienes escapan este año ya habían sido desplazados al menos una vez anteriormente.
La situación es aún más crítica para las comunidades que han sufrido los embates de tres ciclones en 2025, lo que ha aumentado la inestabilidad. Emerson señala que aproximadamente el 67% de los desplazados son niños, lo que alimenta una gran preocupación por su protección. En las áreas de refugio, muchas familias se encuentran hacinadas en comunidades superpobladas, zonas abiertas y escuelas dañadas, donde se han interrumpido actividades como los exámenes escolares.
A pesar de la magnitud de la crisis, la distribución de ayuda humanitaria es insuficiente, alcanzando solo al 40% de las personas necesitadas. Emerson ha mencionado que esto ha llevado a algunas familias a regresar a zonas muy inseguras, a pesar de que no tienen información clara sobre si la situación ha mejorado.
Los relatos de la población civil han revelado ataques nocturnos, incendios de viviendas y hasta ejecuciones sumarias por decapitación, lo que ha llevado a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) a calificar la respuesta humanitaria como insuficiente. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) también ha expresado su preocupación, alertando sobre el alarmante nivel de desplazamientos y el aumento de violaciones graves, como secuestros y reclutamiento forzado de niños.
Con la llegada de la temporada de ciclones en el horizonte, los servicios esenciales como salud, educación y suministro de agua están bajo una presión enorme ante las crecientes necesidades. Ante este panorama, los socios humanitarios han hecho un llamado urgente a la financiación para evitar un mayor deterioro de la situación, advirtiendo que sin un apoyo inmediato, la crisis podría intensificarse y generar un nuevo éxodo en cuestión de semanas.
Fuente: ONU últimas noticias





