La Misión Internacional Independiente de Investigación sobre Sudán ha condenado de manera enérgica la masacre de más de 300 personas que ocurrió el pasado fin de semana en campamentos de desplazados en la provincia de Darfur, al oeste del país. Este luctuoso acontecimiento se produce al iniciarse el tercer año de un conflicto devastador que ha sumido a Sudán en una crisis humanitaria sin precedentes.
El presidente de la misión, Mohamed Chande Othman, hizo hincapié en la gravedad de la situación, destacando la necesidad de reflexionar sobre las vidas que se han perdido o que han sido irreversiblemente alteradas. Othman expresó su preocupación de que “los capítulos más oscuros de este conflicto aún no se hayan escrito”, sugiriendo que la violencia podría intensificarse aún más.
Desde que comenzaron los enfrentamientos el 15 de abril de 2023 entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido, la violencia ha cobrado miles de vidas. Los informes indican que cientos de civiles han sido asesinados, violados y desplazados, y numerosos bienes esenciales como alimentos y agua han sido severamente limitados. La destrucción de viviendas, hospitales y mercados ha dejado una estela de sufrimiento y desolación, con la situación humanitaria alcanzando niveles críticos.
El ataque reciente, que tuvo lugar el 11 de abril, apuntó contra los campamentos de Zamzam y Abu Shouk, así como contra la ciudad de El Fasher. Muchos de los fallecidos comprenden a nueve trabajadores médicos de la ONG Relief International, lo que subraya la grave amenaza a la vida y la seguridad de quienes intentan brindar ayuda en esta región en crisis.
Zamzam, uno de los campamentos más grandes, alberga a unas 750.000 personas, incluyendo a una gran proporción de niños. Según el Programa Mundial de Alimentos, las condiciones de hambruna en este campamento han persistido desde agosto de 2024, mientras que el acceso humanitario ha sido prácticamente inexistente. Actualmente, más de 24 millones de personas en Sudán enfrentan inseguridad alimentaria aguda y más de doce millones han sido desplazadas, con 3,5 millones huyendo del país.
Joy Ngozi Ezeilo, parte de la misión, expresó el devastador impacto del conflicto en mujeres, niños y familias enteras, haciendo un llamado urgente para garantizar la rendición de cuentas, la ayuda humanitaria y el apoyo psicosocial para las víctimas.
Además, la misión está investigando ataques de represalia atribuidos a las Fuerzas Armadas Sudanesas en áreas que han recuperado, que incluyen detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales de presuntos simpatizantes de las Fuerzas de Apoyo Rápido. También se han reportado arrestos masivos y desapariciones en algunos barrios de Jartum, la capital del país.
Ante esta situación crítica, la misión instó a más de 20 países con influencia sobre las partes en conflicto a implementar medidas urgentes para proteger a la población civil y garantizar el respeto del derecho internacional humanitario. Estos países se reunirán en Londres para abordar la crisis humanitaria en Sudán, mientras que la misión destaca que los ataques deliberados contra civiles y personal médico constituyen crímenes internacionales. «Los Estados tienen la obligación de no alimentar el conflicto con armas o financiación que puedan facilitar violaciones de derechos humanos», concluyó Mona Rishmawi, integrante de la misión.
Fuente: ONU últimas noticias