Lecciones Tras el Colapso del Sistema Eléctrico Ibérico

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Lecciones del colapso del sistema eléctrico ibérico

La generación de electricidad se sustenta en una combinación de recursos renovables, fósiles y energía nuclear. Un operador centralizado gestiona las ofertas de energía de los generadores, creando una oferta agregada para satisfacer la demanda de las distribuidoras. Estas distribuidoras, a su vez, comercializan la energía directamente o la venden a empresas comercializadoras independientes, a menudo locales. Los mercados eléctricos organizan sus operaciones con 24 horas de antelación y permiten un mercado diario para fluctuaciones imprevistas, además de contratos a medio y largo plazo que aseguran la energía comprometida en cada periodo. Esta estructura da como resultado una compleja variedad de precios mayoristas que el sistema debe administrar, mientras que la red eléctrica distribuye la energía generada.

El aumento significativo de energía renovable ha causado, de forma inesperada, una desestabilización en el sistema. Aunque representa más de la mitad de la producción total y reduce los costos de instalación y mantenimiento, la dependencia de generadores fósiles sigue siendo crítica. Estas instalaciones son necesarias para afrontar situaciones de baja producción de energía renovable y en horas de oscuridad, lo que contribuye a elevar los precios del mercado.

Además, la integración de mayor cantidad de energía fotovoltaica y eólica a la red puede generar oscilaciones severas, ya que las infraestructuras actuales no están equipadas para manejar grandes volúmenes de energía de manera puntual. Este desafío también se agrava por la necesidad de gestionar los vertidos sobrantes de pequeños productores de energía renovable, añadiendo una carga adicional a la red.

En medio de este panorama, el apagón de las plantas nucleares en España plantea interrogantes sobre el futuro de la producción de energía. A medida que la demanda de electricidad se vuelve más dinámica y fluctuante, impulsada por nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, el sistema actual enfrenta desafíos significativos. La unificación de sistemas de generación eléctrica, como el Mercado Ibérico Eléctrico (Mibel), busca ofrecer mayores eficiencias, pero ello también conlleva riesgos de contagios ante eventos adversos.

De cara al futuro, se plantean dos enfoques: el fortalecimiento de un sistema centralizado capaz de satisfacer la alta demanda de ciertos sectores y la promoción de una generación descentralizada. Este último modelo podría facilitar una gestión más eficiente y menos vulnerable de la demanda, al empoderar a los consumidores en el proceso de producción y consumo energético. Sin embargo, es imprescindible que ambos sistemas funcionen en conjunto para asegurar el suministro y adaptarse a los cambios en la demanda.

Así, el reciente apagón remarca la urgencia de reformar el sistema eléctrico español, impulsando un debate que trascienda lo político y se convierta en un plan de acción concreto y efectivo a corto plazo.
Fuente: Agencia Sinc