El enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, destacó este lunes en el Consejo de Seguridad la importancia de la credibilidad en la transición política para alcanzar una seguridad duradera en el país. Pedersen, al informar sobre la reciente escalada de violencia en Siria durante julio, subrayó que “la lealtad al Estado no puede imponerse por la fuerza”, e indicó que la situación actual ha provocado bajas masivas y ha minado la confianza entre la población.
La violencia más reciente en Suweida ha dejado a los sirios conmocionados, una situación agravada por la intervención extranjera que, según Pedersen, es inaceptable. Reflexionó sobre el “panorama devastado” que las autoridades han heredado tras 14 años de guerra y décadas de mala gestión, caracterizado por la presencia de numerosos grupos armados y fuerzas irregulares. Pedersen subrayó el gran reto de desarmar y desmovilizar a estos actores sin provocar una mayor inestabilidad, y calificó de injustificable la incitación sectaria y las conductas abusivas durante las operaciones de seguridad.
El enviado especial hizo hincapié en que el Estado tiene la obligación de operar con profesionalismo y garantizar una rendición de cuentas visible, puntos clave para reconstruir la confianza y promover la unidad. “Los sirios deben sentir que las fuerzas del Estado existen únicamente para protegerlos”, concluyó.
Ante las alarmantes violaciones de derechos humanos, como ejecuciones sumarias y secuestros, las autoridades sirias han sido criticadas, aunque el Ministerio de Defensa aseguró que las violaciones en Suweida fueron cometidas por un grupo desconocido que portaba uniformes militares. Este anunció se complementó con una condena oficial por parte de la presidencia, que promete rendición de cuentas. Pedersen expresó optimismo por esta declaración y se comprometió a seguir su implementación de cerca.
La escalada violenta en Suweida ha resultado en el desplazamiento de más de 175,000 personas que han debido abandonar sus hogares, buscando refugio en Daraa, la zona rural de Damasco y en la propia capital. Los enfrentamientos comenzaron el 13 de julio y culminaron en un aumento de la tensión regional, con ataques aéreos israelíes que han causado bajas entre civiles y fuerzas de seguridad.
A pesar de que un alto el fuego fue declarado el 19 de julio, Pedersen calificó la situación de “frágil”, argumentando que la tensión y la inestabilidad siguen presentes. Hizo un llamado a la comunidad internacional y reiteró la condena a las atrocidades cometidas durante este conflicto.
El enviado también se refirió a la próxima formación de la Asamblea Popular, que está programada para septiembre, como una oportunidad crucial para establecer un verdadero pluralismo político en Siria. Indicó que la participación de todos los grupos sirios, incluyendo mujeres como electores y candidatas, será vital. No obstante, enfatizó que se debe garantizar la inclusión genuina en áreas aún en disputa con las autoridades.
La directora de Operaciones y Promoción de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Edem Wosornu, instó a las partes involucradas a facilitar un acceso humanitario seguro y sostenido. Pese a que se han enviado suministros a la localidad a través de la Media Luna Roja Árabe Siria, el acceso se mantiene limitado. Wosornu destacó la necesidad de proteger a los civiles en zonas de conflicto y la importancia de seguir invirtiendo en la operación humanitaria y en la reconstrucción del país.
Fuente: ONU últimas noticias