Este año, se ha desatado nuevamente un intenso debate en torno a las leyes de bloqueo de sitios, un concepto que muchos consideraban ya muerto luego de la fuerte oposición que recibió hace una década. En 2012, los proyectos de ley SOPA y PIPA, que permitían cerrar sitios web completos a partir de acusaciones de piratería, provocaron una respuesta masiva que incluyó protestas de usuarios de internet, defensores de la libertad de expresión y empresas tecnológicas. Esa reacción culminó en un apagón en línea el 18 de enero de 2012, que evidenció la aversión del público estadounidense hacia las listas negras controladas por el gobierno.
Sin embargo, el interés por proponer nuevas legislaciones de bloqueo de sitios ha resurgido, impulsado por las grandes empresas de medios y entretenimiento que, tras el fracaso de sus intentos en EE.UU., han buscado promover estas leyes en el extranjero. La Motion Picture Association (MPA) y otros grupos afines han presionado nuevamente al Congreso para intentar revivir estas iniciativas. Este año, se presentaron al menos tres borradores de legislación, destacando el Foreign Anti-Digital Piracy Act (FADPA) de la representante Zoe Lofgren y propuestas adicionales que simplificarían el proceso de bloqueo de sitios web. A pesar de que estos intentos no han avanzado significativamente, reflejan un renovado interés entre conglomerados mediáticos y políticos por reactivar propuestas similares a SOPA/PIPA.
Los críticos advierten que ninguna de estas nuevas propuestas aborda las fallas inherentes de las versiones anteriores. El bloqueo de sitios se considera una idea errónea que amenazaría la libertad de expresión y no podría ser eficaz sin causar daños colaterales. Se plantea que las medidas técnicas de bloqueo, como la restricción de direcciones IP o nombres de dominio, no solo son imprecisas, sino que podrían llevar a la censura de miles de sitios no relacionados. Experiencias anteriores en otros países han demostrado que este enfoque puede resultar en un daño colateral significativo.
Además, se señala que los beneficios de estas leyes en términos de cumplimiento de derechos de autor son muy cuestionables, ya que los propietarios de sitios determinados pueden eludir el bloqueo fácilmente creando nuevos dominios o utilizando herramientas como redes privadas virtuales (VPN). La legislación propuesta también carece de garantías efectivas, ya que a pesar de que podrían dirigirse a sitios «extranjeros», en la práctica, cualquier página que no sea identificable como estadounidense sería susceptible de ser censurada, lo que pone en riesgo la privacidad de los usuarios.
Ante esta situación, los defensores de los derechos digitales hacen un llamado a los grandes medios y a los legisladores a abandonar estas ideas obsoletas y peligrosas. A medida que el debate sobre la regulación del contenido en línea continúa, los grupos de ciudadanos se unen para oponerse a estas propuestas y proteger la integridad y libertad del internet.
Fuente: EFF.org



