La inteligencia artificial fue el tema central de discusión durante la conferencia anual de la Asociación Internacional de Jefes de Policía (IACP) que se llevó a cabo del 19 al 22 de octubre en Boston. Este evento congregó a miles de empleados policiales junto con empresas interesadas en ofrecerles armamento, gadgets y equipo. Aunque se abordaron múltiples temas como la seguridad electoral y se llevaron a cabo conversaciones con altos funcionarios, como el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, la atención principal se centró en el piso de exhibición comercial.
Durante cuatro días, cientos de proveedores de tecnología policial se esforzaron por captar nuevos clientes y convencer a los existentes de sus últimos proyectos. Entre los patrocinadores se encontraron grandes nombres del sector de servicios al consumidor, como Amazon Web Services y Verizon, así como gigantes de la tecnología policial. Para los más de 15,000 asistentes, hubo un concierto privado de ZZ Top y una amplia variedad de obsequios que incluían desde peluches y espresso hasta cerveza y productos horneados, además de exhibiciones de vehículos, cámaras y sistemas de entrenamiento en realidad virtual.
Sin embargo, una de las tendencias más preocupantes fue la oferta de nuevas formas de vigilancia y recolección de datos personales por parte de las autoridades policiales. A medida que avanza la integración de tecnologías impulsadas por IA, como el reconocimiento facial y los drones, surgen interrogantes sobre la privacidad y la supervisión comunitaria. Las organizaciones de defensa de los derechos civiles han expresado su preocupación por los riesgos asociados con el uso de estas herramientas, que van desde violaciones de la privacidad hasta sesgos que podrían resultar en acusaciones erróneas.
Las empresas que operan en este sector buscan expandir su influencia, promoviendo el uso de tecnologías de vigilancia en departamentos de policía de todos los tamaños. Paneles y presentaciones destacaron la importancia de la interoperabilidad y la colaboración entre agencias, con el objetivo de aumentar la recopilación de datos a través de redes interconectadas.
El contexto actual revela la falta de una legislación federal integral sobre la privacidad de los datos, lo que permite a los funcionarios de policía y a sus proveedores actuar con escasos límites legales. Se hace un llamado a la necesidad urgente de leyes que protejan la información personal de los ciudadanos y establezcan regulaciones más estrictas sobre el uso de tecnologías de vigilancia para evitar una mayor erosión de la privacidad en un mundo cada vez más digitalizado.
Fuente: EFF.org