Poco más de dos semanas después de que estallara la violencia en el distrito de Cité Soleil de Puerto Príncipe, un informe de la ONU ha revelado la alarmante ejecución de más de 207 personas por la banda local de Wharf Jérémie, situada al oeste de la capital haitiana. Este informe, emitido por la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití y la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, detalla que entre el 6 y el 11 de diciembre se produjeron 134 asesinatos de hombres y 73 de mujeres.
La mayoría de las víctimas eran personas mayores, acusadas de practicar vudú y de ser las responsables de la enfermedad del hijo del líder de la banda. Un número significativo de las víctimas también incluyó a aquellos que intentaron escapar de la zona por miedo a represalias o a quienes se sospechó de filtrar información acerca de estos crímenes a los medios locales.
Las ejecuciones fueron llevadas a cabo de manera brutal; las víctimas, perseguidas en sus hogares o en lugares de culto, fueron capturadas y llevadas a un «centro de entrenamiento» de la pandilla. Allí fueron interrogadas antes de ser transportadas a un lugar cercano donde las asesinaron, disparándoles o utilizando machetes. Para eliminar cualquier evidencia de estos actos, la banda habría incinerado los cuerpos o desmembrado a las víctimas antes de arrojar los restos al mar.
María Isabel Salvador, representante especial del Secretario General de la ONU en Haití, hizo un llamado urgente a las autoridades haitianas, instando a que se proceda a una investigación exhaustiva de estos crímenes atroces y que se detenga y castigue a los responsables. Además, enfatizó la necesidad de establecer una unidad judicial especializada para abordar este tipo de delitos de manera efectiva.
La situación en Haití se ha vuelto cada vez más preocupante, ya que desde 2022, la banda de Wharf Jérémie ha estado en conflicto con grupos rivales por el control de las rutas que llevan al principal puerto de la capital y a su terminal de contenedores. En lo que va del año, más de 5,350 asesinatos y 2,155 heridos han sido documentados como resultado de los hechos violentos, lo que muestra un panorama desolador de inseguridad.
La banda no solo ha logrado mantener el control territorial, sino que también se ha convertido en un agente recaudador, imponiendo «impuestos» a los operadores del puerto y a las empresas que transportan mercancías, lo que agrava aún más la crisis económica en el país. En medio de esta violencia generalizada, se han registrado violaciones a los derechos humanos perpetradas no solo por bandas criminales, sino también por grupos de vigilantes y elementos de la población civil no organizados. El informe incluso sugiere la posible implicación de unidades especializadas de la Policía Nacional de Haití en estos crímenes, lo que añade una complejidad alarmante a la ya frágil situación del país.
Fuente: ONU últimas noticias
