«La Sebastiana», una casa colgada del cielo

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"La Sebastiana", una casa colgada del cielo 3El viajar hay que entenderlo como una mezcla de ocio y aprendizaje. Al iniciar el recorrido escogido, hay que estar preparados para recibir emociones y sensaciones. Saber cuáles son las satisfacciones y cuáles las desilusiones; dónde está el placer y dónde la miseria. Experimentar esas percepciones enrique al individuo.

Cuando se viaja imaginamos que el tiempo transcurre más deprisa. Durante los días que permanecí en Santiago de Chile tuve que renunciar a conocer algunos monumentos de la ciudad, a cambio de visitar una de las tres casas que tuvo Pablo Neruda: «Isla Negra, «La Chascona» y «La Sebastiana». Éstas casas las habitó y de las que se sentía muy orgulloso. Fueron hechas por él poco a poco. «La Sebastiana» fue la última que compró y murió sin verla terminada, según él deseaba. Ésta es la que menos visitantes recibe, y eso hizo que me picara la curiosidad. Quería conocer cómo vivió este insigne Poeta, Premio Nobel 1971, y mejor persona. Según decían de él, era un hombre de ojos tristes y sonrisa de niño; de voz destemplada y cantarina, de risa fácil y gustaba bromear.

Nació en 1904 en Parral, al Sur de Chile, y bautizado con el nombre de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto. Pasado el tiempo, en 1920, empezó a firmar con el seudónimo de  «Pablo Neruda». Hasta que en 1946, una sentencia judicial declara:» Que su nombre legal es Pablo Neruda. Son innumerables las obras que dejó escrita, desde su primer libro Crepusculario (1923), le siquieron 20 Poemas de amor y una canción desesperada, Anillos, España en el corazón, La canción de la fiesta, Las uvas y el viento, Extravagario (1958) en el que da un nuevo cambio a su poesía, etc., hasta la póstuma Confieso que he vivido  (1974)

Decidí visitar «La Sebastiana», en Valparaíso.  Neruda decía de Valparaíso:» Es un montón, un racimo de casas locas…» Fue una casualidad que encontrara esta mansión. Una vez escribió a su gran amiga y poeta, Sara Vial:»Quiero hallar en Valparaíso una casita para vivir y trabajar tranquilo…» Y la encontró, la llamó «La Sebastiana» en honor a su constructor, Sebastián Collado. El Poeta le dedicó unos versos: «Yo construí la casa/ la hice primero de aire/ luego subí en el aire la bandera/ y la dejé colgada del firmamento/ de la estrella, de la claridad/ y de la oscuridad». Lo más impresionante de este hermoso Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad, es la estructura de sus casas, barrios de estilo colonial que le dan su aspecto histórico. La ciudad está rodeada de cerros, cada uno tiene nombre; sus casas pintadas de alegres colores mirando hacia el Pacífico, cuelgan como si estuvieran a punto de caerse. Parece que estás contemplando un cuadro paisajista.

«La Sebastiana» está situada en el Cerro Bellavista. Uno de los medios para llegar hasta allí es coger el ascensor público, llamado «Espiritu Santo». Es una hermosa villa de cinco plantas, con grandes ventanales que dan una visión de 360º hacia la Bahía. Unos cuidados jardines rodean la casa; varias obras de arte de escultores de la zona, descansan aquí y allá. En 1993 la Fundación recibió en «comodato» un terreno de 1.500 m2. En este lugar se habilitó el nuevo acceso a la Casa Museo y se construyeron el Centro Cultural, un pequeño Café y una Tiendecita. Es la única de las tres casas que los visitantes pueden recorrer a su antojo.

De excéntrico diseño, el Poeta llenó de colores rincones y escaleras, como un pequeño Valparaíso hecho casa. En el primer piso se encuentra el comedor y el salón. Llama la atención la chimenea redonda, diseñada por el Poeta, y que por su forma la llamó»Tinaja para el humo». En las estanterías, repartidas por la estancia, abundan los detalles que Neruda fue recopilando a lo largo de su vida: estribos ecuestres, las caracolas… Sentía delirio por las botellas de cristal, y lo demuestra la gran colección que podemos ver. Las hay de todas formas y colores. En otro lugar de la casa, el Poeta tenía instalado un pequeño bar, decorado con sumo gusto. Aquí celebraba veladas y tertulias junto a sus amigos. Para él era un placer prepararles un combinado que se inventó y que llamaba «El Coquetelón». Su escritorio está instalado en la terraza principal, que mandó techar y acristalar. Un acogedor lugar dónde el Poeta pasaba largas horas. Comprendo que este lugar inspirase a  Neruda, desde aquí se percibe ese aire marino que te llena de tranquilidad. Se advierte en el ambiente, está impregnado a ese aroma tan característico de la costa chilena, como es «el olor a Güiro», esencia del mar chileno.

Tenía por costumbre pasar los fines de año en esta casa, acompañado por un grupo de amigos. Le gustaba contemplar la Bahía desde los ventanales, y recibir el nuevo año con el espectáculo de los fuegos artificiales que se celeraban en la ciudad.

En los jardines, anexo a la Casa Museo, la  Fundación Pablo Neruda celebra eventos, exposiciones, conferencias, recitales de poesías, cuentos; además de organizar talleres de poesías dirigidos por poetas seleccionados. «La Sebastiana», fue sin duda, una de las casas en dónde Neruda creo sus poemas y odas inspiradas en el mar y en el amor.

Cuando murió, el 23 de septiembre de 1973, tenía 69 años. Después de su fallecimiento, los fascistas saquearon sus casas de «La Sebastiana» y «La Chascona» en Santiago. Su esposa y amigos se encargaron de recuperar parte de lo que quedó. Las casas fueron restauradas tal y como las vivió el Poeta, y así son en la actualidad.

A instancias del Poeta, en 1986, Matilde Urrutia, su tercera esposa, creó la Fundación Pablo Neruda.