En la aldea ocupada de Kufr Qaddum, Cisjordania, Yousef se encuentra tras una puerta de hierro sellada, apartado de los olivos que han sustentado a su familia durante generaciones. Como muchos agricultores palestinos, se enfrenta a crecientes restricciones impuestas por las fuerzas israelíes y colonos, que convierten la temporada de cosecha de aceitunas, que se extiende de septiembre a noviembre, en un período de incertidumbre y dificultades.
En los últimos años, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha estado respaldando a los agricultores y cooperativas olivareras, buscando mejorar el acceso y gestión de recursos hídricos y terrestres. También ha implementado prácticas sostenibles y ha aumentado la producción de alimentos mediante un uso más eficiente de los recursos naturales. La cosecha de aceitunas no solo representa la principal fuente de sustento para miles de familias palestinas, sino que también es un elemento clave del patrimonio agrícola palestino.
Sin embargo, la violencia y los ataques contra la cosecha amenazan esta tradición y dificultan la vida de los agricultores. Los ataques de colonos han alcanzado su punto más alto en al menos dos décadas, según informes de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). «A medida que Cisjordania se prepara para la cosecha anual de aceitunas, el mensaje de los agricultores es claro: la temporada de este año está marcada por la incertidumbre y los medios de vida corren un riesgo sin precedentes», afirmó Ciro Fiorillo, jefe de la oficina de la FAO en la región.
Las políticas estatales y la violencia de los colonos están obstaculizando el acceso a decenas de miles de dunums de tierras cultivables, lo que ha llevado a la destrucción de la economía local y al desplazamiento forzoso de agricultores y pastores palestinos. «Nos han cortado nuestros medios de subsistencia. Los cultivos de olivos son nuestra principal fuente de ingresos», declaró un agricultor de Kufr Qaddum.
El acceso a las tierras se ha visto severamente restringido, especialmente tras las recientes escaladas de violencia. Yousef, quien cuenta que desde hace dos años no puede acceder a sus tierras de cultivo, comparte que alrededor de 300 dunums han sido acordonados tras el aumento de tensiones entre Israel e Irán. En la aldea, la producción de aceitunas es un pilar fundamental de la economía y la identidad cultural.
Otros agricultores, como Mohammed de Kifl Harris, enfrentan problemas similares, con acceso negado a más de 3000 dunums de tierras de cultivo esencialmente ocupadas por colonos, lo que afecta gravemente sus medios de vida. El cambio en la situación ha llevado a una restricción total de acceso a los olivos. Además, Ahmed, un agricultor de Khalet Al Luza, ha visto cómo colonos instalan caravanas en tierras familiares, lo que intensifica la situación crítica para el sector agrícola en la región.
«Hemos soportado todo tipo de acoso por parte de los colonos y el ejército israelí», declaró Yousef, subrayando un sentimiento de impotencia y desesperación. Por su parte, la Corte Internacional de Justicia ha declarado que la presencia israelí en estos territorios es ilegal y ha instado a Israel a poner fin a esta situación lo antes posible, dejando un rayo de esperanza en medio de la adversidad.
Fuente: ONU últimas noticias