Tras la operación policial más letal en la historia de Río de Janeiro, que tuvo lugar el pasado martes, el Secretario General de la ONU, António Guterres, manifestó su profunda preocupación por el elevado número de muertes registradas. En un comunicado emitido por su portavoz, Stephane Dujarric, Guterres subrayó la necesidad de que el uso de la fuerza por parte de las autoridades policiales respete las leyes internacionales de derechos humanos y exigió la realización de una investigación exhaustiva sobre los acontecimientos.
Los informes indican que al menos 121 personas perdieron la vida durante esta intervención en las comunidades del Complejo del Alemán y del Complejo de la Penha, que se llevó a cabo con el objetivo de ejecutar cerca de 100 órdenes judiciales contra presuntos integrantes de grupos criminales organizados. Entre los fallecidos se incluyen cuatro agentes de policía, y otras 81 personas fueron arrestadas.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, hizo un llamado a llevar a cabo una reforma integral en los métodos policiales en Brasil. Si bien reconoció las dificultades que implican combatir grupos delictivos como el Comando Rojo, enfatizó que el elevado número de operaciones que resultan en muertes, desproporcionadamente entre la población afrodescendiente, plantea serias preguntas sobre la ejecución de tales intervenciones.
Turk también señaló que la alta letalidad asociada a la policía en Brasil ha sido normalizada durante décadas, convirtiéndose en un fenómeno particularmente notorio en áreas como Río de Janeiro. Afirmó que es imperative romper con el ciclo de brutalidad y asegurar que las operaciones de seguridad pública se realicen bajo los estándares internacionales sobre el uso de la fuerza.
Además, insistió en la necesidad de llevar a cabo investigaciones rápidas e independientes sobre los trágicos eventos del martes y propuso que cualquier uso de fuerza, especialmente el potencialmente letal, debe regirse por los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y no discriminación. Turk también destacó la importancia de abordar el racismo sistémico que afecta a la población afrodescendiente en Brasil, haciendo hincapié en que es fundamental trabajar para erradicar un sistema que perpetúa la discriminación y la injusticia. De acuerdo con datos de organismos especializados, se estima que alrededor de 5,000 afrodescendientes pierden la vida anualmente en el país a manos de la policía, siendo los jóvenes negros de comunidades empobrecidas los más perjudicados.
Fuente: ONU últimas noticias





