No es fácil entender algunos nombres y escribirlos aún peor, y sin embargo el nombre del autor frente a una obra que promete convertirse en uno de tus libros favoritos, es secundario aunque claro está es a la vez importante, después de todo es el autor. La mujer es una isla Auður Ava Ólafsdóttir, nos pone en mala situación, hay que ser cuidadoso con las letras porque el nombre es complicado pero el libro es un deleite total.
Aunque apenas he leído unas cuantas líneas cortesía de Alfaguara, que nos permite leer las primeras páginas de La mujer es una isla Auður Ava Ólafsdóttir. Una mujer emprende un viaje inusual por Islandia acompañada de un niño, el hijo de una amiga en apuros, para perseguir las profecías de una medium que le ha augurado el conocer a tres hombres de los que uno será su gran amor y claro también como suele suceder en esos vaticinios, ganarse la lotería.
En realidad más allá de una profecía que decide perseguir, la novela de La mujer es una isla Auður Ava Ólafsdóttir, es la decisión de una mujer de darle un nuevo sentido a su vida, luego de que su marido le ha pedido el divorcio y se confronta con la necesidad de hacer cambios. Una novela ampliamente triunfadora, de las que gustan porque nos señalan sobre la entereza del corazón femenino.
Y ya sabemos cuánto nos gustan este tipo de relatos, nos llevan por situaciones que no nos pueden parecer fuera de la realidad, son historias sencillas sobre personas que hacen pequeñas cosas complicadas ¿pero no es cierto que siempre nos complicamos? pero esta La mujer es una isla Auður Ava Ólafsdóttir, nos muestra como hemos dicho la fortaleza del espíritu humano sobretodo el femenino, lejos de sentirse derrotada por un divorcio decide que debe ir en pos de lo que la hará feliz.