La empresa The Lemon Tree Education, especializada en experiencias educativas en el extranjero, ha destacado el impacto positivo que generan sus programas en la vida de miles de jóvenes. A través de la convivencia con familias anfitrionas en países como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, los estudiantes no solo obtienen una formación académica, sino que también establecen lazos emocionales que trascienden las barreras culturales.
Con motivo del Día Internacional de las Familias, la compañía ha querido resaltar cómo estas vivencias van más allá de lo meramente académico. Según Oliver Rodríguez, portavoz de The Lemon Tree Education, lo más valioso de estudiar en el extranjero no se aprende siempre en un aula. Los momentos compartidos en la cocina, los trayectos en coche y las dinámicas familiares son las experiencias que realmente ayudan a los jóvenes a desarrollarse y a «pensar en inglés».
Las familias que acogen a estos estudiantes lo hacen de manera voluntaria, impulsadas por el deseo de compartir su cultura y ofrecer una oportunidad de crecimiento personal a los jóvenes. En muchos casos, estas experiencias permiten a los estudiantes aprender a adaptarse a nuevas realidades y a construir relaciones duraderas. Muchos regresan a su país de origen sintiéndose parte de una «segunda familia», con la que mantienen el contacto y realizan visitas recíprocas.
Vivir en un hogar diferente implica un desafío que requiere confianza y una mentalidad abierta. No obstante, quienes han pasado por esta experiencia coinciden en que el esfuerzo vale la pena. Para The Lemon Tree Education, la familia también puede ser ese hogar que recibe a un estudiante internacional, brindándole apoyo y cariño en un momento de adaptación. Esto pone de manifiesto que la noción de familia puede extenderse más allá de la biología, conformando una red de vínculos afectivos que enriquecen la vida de los jóvenes participantes.
