La IA Puede Manipular Encuestas Sin Ser Detectada

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La IA ya puede manipular encuestas sin ser detectada

Las encuestas de opinión pública, cruciales para entender y anticipar el comportamiento humano, enfrentan un reto sin precedentes. Un estudio reciente de investigadores del Dartmouth College en Estados Unidos ha demostrado que la inteligencia artificial tiene la capacidad de manipular sondeos a gran escala, generando respuestas tan convincentes que son indistinguibles de las proporcionadas por personas reales, además de superar todas las pruebas diseñadas para detectar la automatización.

Los hallazgos del estudio, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ponen de manifiesto la vulnerabilidad intrínseca de la infraestructura de los estudios de opinión. En el análisis de siete encuestas nacionales previas a las elecciones de 2024 en EE. UU., se observó que bastaban entre 10 y 52 respuestas falsas generadas por IA —a un coste de cinco céntimos cada una— para alterar completamente los resultados previstos.

«Ya no podemos confiar en que las respuestas de las encuestas provengan de personas reales», advierte Sean Westwood, autor del estudio y profesor asociado de Gobierno en Dartmouth. La investigación sugiere que este problema no se limita a un ámbito interno; actores extranjeros podrían fácilmente aprovechar esta debilidad, ya que los bots pueden operar incluso en idiomas como el ruso, mandarín o coreano, generando respuestas en inglés o castellano de forma impecable.

Para evaluar la fragilidad de las encuestas en línea, Westwood desarrolló un sistema sencillo de IA, conocido como «encuestado sintético autónomo», que se basa en un texto de 500 palabras. En 43,000 pruebas, este bot superó el 99.8% de los controles de atención, no cometió errores en los acertijos lógicos y logró ocultar por completo su condición de no humano. Además, was capaz de ajustar sus respuestas según la demografía asignada, utilizando un lenguaje más accesible cuando se le atribuía un nivel educativo más bajo.

«Estos no son bots rudimentarios», explica Westwood. «Razonan cada pregunta y se comportan como personas cuidadosas, haciendo que los datos parezcan completamente legítimos». Cuando se le instruyó para favorecer a demócratas o republicanos, la aprobación presidencial varió del 34% al 98%, y el apoyo en el conocido «generic ballot» fluctuó entre el 38% para los republicanos y cifras extremas como el 97% o el 1%.

Las repercusiones de estos hallazgos se extienden más allá del ámbito electoral. Miles de estudios en disciplinas como psicología, economía y salud pública dependen de encuestas para entender comportamientos, medir riesgos o prever tendencias. «Si los datos están contaminados por bots, la inteligencia artificial puede envenenar todo el ecosistema del conocimiento», alerta el investigador.

El incentivo económico detrás de la manipulación es evidente: mientras los encuestados humanos suelen recibir alrededor de 1.50 dólares por encuesta, los bots pueden completarlas gratis o por solo cinco céntimos. Un estudio de 2024 ya había revelado que un 34% de los encuestados afirmó haber utilizado inteligencia artificial para responder al menos a una pregunta abierta.

Westwood sometió su herramienta a todas las metodologías de detección actualmente disponibles, pero ninguna logró identificar que las respuestas provenían de un sistema automatizado. Ante esta alarmante situación, el autor demanda mayor transparencia por parte de las empresas encuestadoras y la implementación de sistemas que garanticen la autenticidad de los participantes.

«Es necesario desarrollar nuevas formas de medir la opinión pública en un mundo dominado por la inteligencia artificial», concluye. «La tecnología necesaria para verificar la participación humana ya está disponible; solo falta voluntad para implementarla. Si actuamos ahora, podremos preservar la integridad de las encuestas y la función democrática que desempeñan».
Fuente: Agencia Sinc