Supongo que tras la exitosa actuación en el mundial 2006, afrontar la fase de clasificación debe ser dificil para los jugadores; además echando en falta como deben de echar a Marcelo Lippi, ese entrenador que trajó de nuevo a la Italia que todos siempre hemos temido. Seria, organizada y a la mínima oportunidad te mata. Se permitió el lujo de hasta hacer buen fútbol en la semifinal contra Alemania.
Pero Lippi como los buenos se marchó en la cumbre y llegó Roberto Donadoni, excepcional volante de la época dorada del Milán. Pero con poca experiencia en los banquillos. Lo primero una revolución para un amistoso, por aquello de ver nuevos jugadores. Pero del enfrentamiento ante Lituania y contra Francia, no se sacó nada bueno. Contra los lituanos se cedió un empate y en casa, luego los galos se tomaron revancha en Saint Denis. Y con Escocia y Francia contando sus partidos por victorias, Italia no puede fallar ni contra la Ucrania de Shevchenko, que vuelve con ganas de liarla y mucho menos contra la débil Georgia. Para ello Donadoni ha recuperado a Luca Toni y a Inzagui, y se ha deshecho de Cassano, con el que había vuelto a contar, tras faltar en el mundial.
Seguro que todos los italianos sonrien con satisfacción tras la conquista del campeonato, y que cualquiera hubiese firmado estar pasandolo mal ahora, pero con el mundial debajo del brazo. Pero como quedasen apeados de la Eurocopa sería un auténtico fracaso,además sería una pena una Eurocopa sin la «azzurra». Seguro que tras estos partidos levantan el vuelo.