Mohammed Hameed se encuentra frente a su casa semiarruinada en el campo de refugiados de Yabalia, al norte de la Franja de Gaza, sosteniendo su teléfono móvil con imágenes de su hijo Aseel, de solo cuatro años. «Este es Aseel jugando con sus hermanos en el parque de diversiones, y este es él en coma en una cama de hospital donde pasó dos semanas antes de fallecer», relata Mohammed con lágrimas en los ojos. La tragedia de Aseel es un reflejo del sufrimiento de innumerables niños en la región, que han perdido la vida por los estragos de la guerra. El pequeño cayó desde el segundo piso mientras jugaba en el techo de su hogar e, inconsciente, permaneció 14 días en cuidados intensivos. Este lunes 22 de marzo de 2025, su vida se apagó sin que él hubiera tenido culpa alguna en el conflicto que desgarra a su hogar.
La situación es desoladora. La guerra no sólo cobra vidas, sino que la destrucción masiva de viviendas y la falta de espacios seguros amenazan el bienestar de los niños que sobreviven entre los escombros. Según informes locales, muchos han fallecido víctimas de derrumbes y caídas de escombros mientras jugaban o simplemente se encontraban en las cercanías. «No hay dónde jugar», lamenta Mohammed Thaher, quien, sentado sobre montones de piedras y materiales de construcción, describe la falta de espacios seguros. «Todos los lugares aquí están llenos de escombros y tenemos miedo de que nos caigan piedras. Incluso los hospitales no están funcionando adecuadamente para atender a los heridos», añade.
Por su parte, Ibrahim Abu Aida lucha junto a sus hijos para retirar escombros de su hogar, que ha quedado inhabitable tras un reciente bombardeo. «La casa temblaba y caían piedras. Nos dirigimos hacia la oración y nos quedamos atrapados en el camino. No sabemos cómo caminar por las calles, las carreteras están cerradas por los escombros», explica angustiado. A su lado, Asaad Abu Aida expresa su preocupación por el bienestar de sus pequeños: «Tememos que el viento o la lluvia provoquen el colapso de lo que queda de estos edificios». Ante ello, su familia ha habilitado un estrecho paso bajo un techo caído, que les permite salir a buscar alimento y agua, arriesgándose a sufrir accidentes.
Los números son alarmantes: la guerra en Gaza ha dejado un nivel de destrucción sin precedentes, con más de 51 millones de toneladas de escombros generados. Según un informe de la ONU, el Banco Mundial y la Unión Europea, más del 60% de las viviendas, aproximadamente 292,000, y el 65% de las carreteras han sido destruidas en una franja que abarca tan solo 360 kilómetros cuadrados. Los ecos de la destrucción y el llanto de aquellos que han perdido a seres queridos son un llamado urgente a la comunidad internacional para no dejar en el olvido a los niños de Gaza, quienes claman por un futuro mejor, un futuro donde puedan jugar y vivir plenamente como todos los niños del mundo.
Fuente: ONU últimas noticias