La inversión en una segunda vivienda de lujo está convirtiéndose en una estrategia clave para los inversores de Alto Patrimonio Neto (HNWI), quienes ya no se centran exclusivamente en la rentabilidad por alquiler, sino que buscan asegurar la plusvalía y proteger su capital a largo plazo. Esto se hace especialmente relevante en un contexto donde el mercado inmobiliario español presenta tanto oportunidades como desafíos.
Las propiedades situadas en zonas turísticas consolidadas en España han demostrado históricamente ofrecer un doble retorno: ingresos por renta que promedian entre el 5% y el 10% anual, además de un crecimiento sostenido del capital. Sin embargo, la cambiante regulación y la saturación en mercados como Madrid y Barcelona han llevado a los inversores más sofisticados a explorar regiones que ofrecen un valor diferencial, buscando lo que se denomina una «inversión inteligente».
Uno de los aspectos cruciales a considerar en esta nueva tendencia es el estado del parque inmobiliario español, que revela que aproximadamente el 70% de las viviendas requieren reformas urgentes. Esto conlleva un riesgo ineludible de obsolescencia financiera, especialmente teniendo en cuenta las nuevas exigencias establecidas por la Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificación (EPBD), que obliga a que todas las viviendas en venta o alquiler alcancen un mínimo de eficiencia ‘E’ para 2030. Invertir en propiedades antiguas implica planificar gastos futuros significativos, lo que podría hacer que estos activos se conviertan en una carga económica.
La obra nueva se presenta como una solución atractiva, ya que no solo garantiza una alta calificación energética —con las etiquetas A o B—, sino que también permite asegurar una plusvalía inmediata. Según datos del Banco de España, las propiedades con calificación A se venden hasta un 9.7% por encima del precio promedio del mercado. Además, las casas de nueva construcción tienen la ventaja de optimizar el Coste Total de Propiedad (TCO), reduciendo así el riesgo de gastos imprevistos a largo plazo.
La integración de tecnología en estas nuevas propiedades es otro factor determinante. Sistemas de domótica que facilitan la gestión remota del alquiler, junto con un diseño moderno que maximiza la conexión entre el interior y el exterior, no solo elevan el estándar de vida, sino que atraerán a inquilinos más exigentes y fomentarán reseñas positivas.
Cantabria se está posicionando como un destino estratégico para la inversión inmobiliaria, ofreciendo precios de entrada que son significativamente más bajos que los de mercados de lujo establecidos, como los de San Sebastián, Madrid y Barcelona. Con un precio medio de obra nueva en la región que ronda 2.240 €/m² —casi un 50-60% inferior al de sus competidores—, Cantabria tiene el potencial de ofrecer una rentabilidad operativa robusta. En zonas de alta demanda, como Suances y Laredo, los rendimientos brutos pueden alcanzar alrededor del 9.2%.
Una tesis de inversión clara sugiere que adquirir una segunda vivienda de obra nueva en Cantabria no solo es una decisión que mejora la calidad de vida, sino que también representa una estrategia financiera sólida en un mercado en evolución. La combinación de plusvalía garantizada, altos flujos de caja y un potencial de revalorización significativa posiciona a esta región como un punto de inflexión para aumentar el patrimonio inmobiliario en España. Proyectos como los que desarrolla Milton Homes son ejemplos claros de esta filosofía, garantizando la combinación ideal de diseño, eficiencia energética y una ubicación estratégica.