La violencia sexual contra niños y adolescentes en la República Democrática del Congo (RDC) se ha convertido en un problema alarmante, catalogado por el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) como “endémico, sistémico y en aumento”. Un reciente informe revela un incremento significativo en los casos de violencia sexual, que afectan tanto a zonas de conflicto como a comunidades urbanas y rurales. En los primeros nueve meses de 2024, se han registrado más de 35.000 casos de violación y agresión sexual contra menores de edad, un aumento notable respecto a los cerca de 45.000 casos reportados durante todo el año anterior.
UNICEF subraya que estas cifras son solo una fracción de la realidad, ya que numerosos factores como el miedo a represalias, el estigma social, la inseguridad y la falta de acceso a servicios básicos limitan la capacidad de los sobrevivientes para denunciar los abusos. La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, explica que muchas familias se ven atrapadas en el silencio debido a estos temores, y destaca historias desgarradoras de madres que recorren largas distancias para buscar atención médica para sus hijas tras haber sido víctimas de agresiones.
El informe también muestra patrones regionales preocupantes, con la mayoría de los casos concentrados en las provincias de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri. En estas áreas, el conflicto armado y los desplazamientos forzados crean un entorno extremadamente riesgoso para los niños. Sin embargo, también se registran cifras alarmantes en la capital, Kinshasa, y en la región de Kasai, donde la pobreza y la inseguridad alimentaria aumentan la vulnerabilidad de las menores a la explotación y al matrimonio precoz.
Entre los grupos más afectados se encuentran las adolescentes, quienes representan una proporción creciente de las víctimas. Aunque los niños también sufren violencia sexual, sus casos suelen estar subrepresentados en las estadísticas. Además, se ha identificado que los niños con discapacidad enfrentan riesgos adicionales, complicados por barreras físicas y dificultades para acceder a atención médica y justicia.
El impacto de la violencia sexual en las víctimas es devastador, con consecuencias físicas y emocionales significativas. Se registran lesiones físicas graves, embarazos no deseados, y un mayor riesgo de VIH y otras infecciones de transmisión sexual, así como problemas de salud mental que incluyen ansiedad y depresión.
A pesar del aumento en el número de niños sobrevivientes que reciben asistencia, las condiciones todavía son desalentadoras. UNICEF, en colaboración con el gobierno congoleño y diversas organizaciones, ha incrementado la asistencia a sobrevivientes en un 143% entre 2022 y 2024, llegando a más de 24.200 niños en 2024. Sin embargo, los recortes en financiamiento global han llevado al cierre o la reducción de muchos programas esenciales, dejando solo un 23% de las intervenciones contra la violencia de género con financiamiento adecuado a mediados de 2025.
Ante esta crítica situación, UNICEF hace un llamado urgente a las autoridades locales, a las partes en conflicto y a la comunidad internacional para que se implementen medidas efectivas que prevengan la violencia sexual, fortalezcan los servicios especializados y aumenten la inversión en la protección infantil. “Los perpetradores deben rendir cuentas y los niños deben recibir protección y apoyo inmediato”, enfatiza Russell, resaltando la necesidad de acción inmediata para abordar esta crisis.
Fuente: ONU últimas noticias
