La ofensiva de Israel sobre Gaza, que se inició el 7 de octubre de este año, ha dejado secuelas devastadoras en la Franja, afectando gravemente las capacidades de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) para proporcionar asistencia humanitaria. La situación es crítica; miles de personas dependen de la ayuda para sobrevivir en medio de un conflicto que ha destruido las infraestructuras esenciales.
Antes de la guerra, más de un millón de refugiados palestinos ya vivían en condiciones de pobreza extrema, incapaces de satisfacer siquiera sus necesidades alimentarias básicas. La UNRWA desempeñaba un papel crucial al entregar alimentos, atención médica y asistencia económica a quienes más lo necesitaban. Sin embargo, desde el estallido de la violencia, la capacidad de esta agencia para operar se ha visto drásticamente restringida debido a las limitaciones impuestas por las autoridades israelíes, lo que ha desencadenado una crisis humanitaria de proporciones alarmantes.
Philippe Lazzarini, director de UNRWA, ha declarado que actualmente solo unos 30 camiones humanitarios están ingresando diariamente a Gaza, cifra que representa apenas el 6% de lo que se distribuía antes del conflicto. Esta drástica reducción ha llevado a que casi la mitad de la población carezca del mínimo de agua necesaria para la vida diaria.
En el ámbito de la salud, la UNRWA ha mantenido su atención primaria durante más de seis décadas, pero los ataques israelíes a hospitales han complicado su labor. La situación en el hospital Kamal Adwan es un reflejo del horror: recién nacidos y niños enfermos están siendo atendidos en condiciones extremas, bajo un constante riesgo de ataques. A pesar de este contexto, UNRWA ha logrado mantener operativos algunos centros de salud, realizando millones de consultas el año pasado.
La educación también ha sido gravemente afectada, ya que el programa educativo de la UNRWA, el más grande de la agencia, se ha visto interrumpido. Con el 85% de sus escuelas dañadas, los niños en Gaza apenas han completado seis semanas del curso escolar que debería durar 38 semanas, resultando en un año académico prácticamente perdido.
En cuanto al desarrollo económico, los esfuerzos previos para apoyar a emprendedores y fomentar la inclusión laboral se han desplomado. Un informe reciente indica que el desarrollo económico ha retrocedido casi 70 años, equivalentes a los niveles de 1955, lo que subraya las gravísimas repercusiones del conflicto en la vida cotidiana de los palestinos.
Los campos de refugiados, que ya padecían condiciones de vida precarias, han sufrido daños devastadores. Aproximadamente el 66% de los edificios en Gaza ha sido afectado por los ataques, lo que ha exacerbado la crisis de vivienda y acceso a servicios básicos, como el saneamiento.
A medida que la situación humanitaria se deteriora, la UNRWA continúa luchando por brindar apoyo a los refugiados palestinos, enfrentando una crisis que no solo se mide en la destrucción física, sino también en la pérdida de décadas de esfuerzos por mejorar la calidad de vida en la región.
Fuente: ONU últimas noticias
