Bruno de la Vega es un hombre inadaptado que vive en un mundo que no entiende. En la Colonia todos llevan máscaras de gas que ocultan sus rostros, caminan entre nubes de humo e ignoran un interminable incendio que les acecha. En medio de este caos, el día a día de las personas parece tranquilo. La gente permanece hipnotizada en la rutina incapaz de ver el inminente peligro y su desdichada existencia. Mientras tanto llevan una vida sencilla, sin sobresaltos, sin hacerse cuestiones ni plantearse el sentido de su vida. Tan sólo Bruno, tras años de ser parte de este perverso sistema, comienza a darse cuenta de la esclavitud en la que viven, y no es capaz de soportarlo. Una inquietante y poética puesta en escena logran transmitir aún más el drama en el que se encuentra inmerso el personaje.
La aparente liberación de Bruno de un entorno de decadencia no le da la felicidad que podría esperar. El ser capaz de ver la realidad y la opresión en la que se encuentran todos a su alrededor, esclavos de un sistema que les ata con mordazas que no pueden ver, le empuja a buscar un sentido a su existencia y una salida difícil de encontrar.
La obra, mezcla de teatro y poesía va más allá de la representación escénica. El autor, David Fernández Rivera, propone un libro lírico y subjetivo que hace de él no sólo un texto para ser interpretado; sino también para leer y disfrutar de su lenguaje dramático. Una obra psicológica para reflexionar sobre la decadencia humana y la compleja situación de las sociedades modernas donde el entretenimiento, la evasión y la alineación nos hace más esclavos que nunca. Una llamada a abrir los ojos y despertar que, sin embargo deja un sentimiento de pesimismo hacia el futuro.
Redacción: C. A. Luján