Hermanas Mexicanas Impulsan la Reactivación Cultural en Acapulco

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Dos hermanas mexicanas buscan reactivar la cultura en Acapulco

En Acapulco, México, dos hermanas, Azul y Regina Ramos, han emprendido una misión significativa: llevar el arte y la cultura a su comunidad. Ambas han formado un vínculo creativo que comienza desde su infancia, donde la pasión por la expresión artística se ha convertido en un motor de cambio. A falta de apoyo gubernamental en Guerrero, su educación ha sido completamente autodidacta, aprendiendo a través de talleres y mutuamente compartiendo conocimientos.

Azul, escritora, fotógrafa y estratega digital, ha guiado a su hermana menor Regina, quien se ha enfocado en la dramaturgia. Juntas han logrado acceder a diversas becas para jóvenes creadores, convirtiéndose en referentes del talento artístico local. “Nuestra formación ha sido escucharnos la una a la otra; compartimos mucho lo que aprendemos en nuestros talleres”, comenta Azul, quien destaca la falta de escuelas de arte en Acapulco, obligándolas a buscar alternativas.

La idea de crear un espacio cultural, el Centro Cultural Casa Azul, ha estado presente durante años, aunque la realización del proyecto encontró obstáculos significativos, incluyendo amenazas de violencia y la crisis provocada por el huracán Otis. Este fenómeno natural devastó muchas viviendas en la colonia Progreso, donde residen las hermanas, pero, curiosamente, también sirvió como catalizador para su proyecto. Su casa permaneció intacta, permitiéndoles transformar el dolor en acción comunitaria.

Con el apoyo de la UNESCO y una red de solidaridad generada entre vecinos, Azul y Regina iniciaron un centro de acopio tras el huracán, que no solo les ayudó a recolectar víveres, sino que también estrechó lazos con la comunidad. “Eso nos generó un acercamiento, porque de alguna manera ellos sabían de nosotras porque conocíamos la rutina”, explica Regina.

Con el tiempo, su sueño se hizo realidad al abrir Casa Azul, un espacio donde imparten talleres de dramaturgia y poesía, además de albergar diferentes actividades culturales como presentaciones de libros y bazares. La reactivación cultural cuenta con la ayuda financiera del Fondo de Emergencia para el Patrimonio de la UNESCO que, tras el desastre, apoyó a proyectos artísticos en la región.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil. Aunque el apoyo de la UNESCO es valioso, las hermanas sienten que aún hay mucho por hacer, especialmente en lo que respecta a la seguridad y el respaldo institucional. “Está bien que se haga, es un gran acierto; sobre todo, que instituciones como la UNESCO tengan acciones para la reactivación cultural y recuperación de espacios. Pero aún falta mucho para que los proyectos sean fructíferos”, sostiene Azul.

La situación en Acapulco es compleja; el crimen organizado y la falta de atención gubernamental han dificultado el desarrollo de iniciativas culturales. Ambas hermanas son conscientes de que su esfuerzo no es la solución única a los problemas sociales, sino que se trata de un eslabón en un cambio más amplio que debe incluir la cooperación y la acción colectiva.

En el contexto actual, Regina expresa su deseo de contribuir a la comunidad a través del arte, destacando su importancia como herramienta para la transformación social. “Se nos ha hecho muy importante otorgar no un beneficio propio, sino a la comunidad, para servir. Estos espacios son de comunidad y fraternidad que podemos crear a partir del amor”, menciona esperanzada.

A medida que Casa Azul toma forma, las hermanas Ramos continúan su labor, creyendo firmemente en que la cultura y el arte pueden ser fuerzas poderosas para revitalizar y unir a su comunidad. Con un enfoque claro en aprovechar la creatividad local y generar un ambiente de apoyo mutuo, Azul y Regina buscan ser un ejemplo de resistencia y esperanza en tiempos difíciles.
Fuente: ONU últimas noticias