Un número récord de casi 1,3 millones de personas ha sido desplazado en Haití en busca de seguridad, según un informe reciente de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La cifra, que representa un alarmante aumento del 24% desde diciembre, es la más alta en la historia del país caribeño y es resultado de la creciente violencia de las pandillas.
La directora general de la OIM, Amy Pope, subrayó que estas estadísticas no son meros números; detrás de ellas hay rostros de niños, ancianos y familias que en muchos casos han tenido que abandonar sus hogares más de una vez y en condiciones extremas. “Debemos actuar cuanto antes. La fortaleza de las personas de Haití es aleccionadora, pero la resiliencia no puede ser su único refugio. Esta crisis no puede convertirse en la nueva normalidad”, enfatizó Pope.
Puerto Príncipe sigue siendo el epicentro de la violencia, aunque los grupos criminales se están expandiendo hacia otras partes del país. En particular, cientos de miles de habitantes de los departamentos Centro y Artibonite han sido forzados a refugiarse en albergues precarios, mientras que el norte del país ha visto un incremento del 80% en el desarraigo.
La situación de estos desplazados es crítica. Carecen de acceso a servicios básicos de salud, educación y agua potable, lo que ha llevado a muchas familias ya vulnerables a luchar por su supervivencia. El número de sitios donde se alberga a los desplazados ha aumentado de 142 a 246 desde diciembre, con muchas áreas que antes no conocían este tipo de crisis ahora enfrentándola, como el departamento Centro.
Para afrontar esta crisis, la OIM ha implementado una operación humanitaria, atendiendo a más de 20,000 personas en Puerto Príncipe el mes pasado. Entre sus iniciativas, la agencia ha repartido utensilios de cocina y más de tres millones de litros de agua potable, además de ofrecer atención básica de salud y apoyo psicológico a miles de personas desplazadas.
Sin embargo, la OIM ha resaltado la urgente necesidad de un mayor apoyo financiero internacional para poder continuar brindando asistencia humanitaria. La organización advierte que sin este respaldo, millones de personas seguirán en peligro. Además de la ayuda inmediata, también se requieren soluciones sostenibles que aborden las causas de la violencia, mejoren el acceso a servicios esenciales y ofrezcan alternativas a los jóvenes frente al problema de la delincuencia organizada. La combinación de ambas estrategias es crucial para romper el ciclo de violencia y restaurar la estabilidad en Haití.
Fuente: ONU últimas noticias