2024 ha sido un año de significativos cambios en el sector energético español, caracterizado por la movilidad récord de los consumidores, el creciente papel de las energías renovables en la fijación de precios y la finalización de diversas medidas anticrisis. Este ambiente, junto con nuevas regulaciones y una competencia cada vez más fuerte, establece las bases para las tendencias que marcarán el año 2025.
El inicio del año estuvo marcado por precios eléctricos históricamente bajos, donde se registraron periodos a 0€/MWh e incluso precios negativos, gracias a la alta producción de energía renovable. Este fenómeno ha reforzado la idea de que las tarifas indexadas son las más ventajosas para muchos consumidores. Sin embargo, este comportamiento del mercado ha puesto de manifiesto la dualidad del sistema eléctrico: durante los meses de menor producción renovable, particularmente hacia finales de 2024, los precios experimentaron un aumento significativo. Esto subraya la necesidad de continuar invirtiendo en energías renovables para asegurar tanto la estabilidad como la competitividad del mercado, especialmente en invierno, cuando la demanda es mayor. Si la producción eólica e hidráulica se mantiene alta durante esta temporada, los precios podrían estabilizarse; de lo contrario, el gas natural, con sus precios volátiles, volverá a desempeñar un papel relevante.
El año 2024 también se recordará por el nivel de movilidad sin precedentes en el sector. Cerca de siete millones de cambios de comercializadoras de electricidad y 1,6 millones en gas han demostrado que la lealtad a las marcas ha quedado en un segundo plano. Régiones como Andalucía y Navarra han liderado estos cambios en el sector eléctrico, mientras que Aragón y Baleares han mostrado una dinámica similar en el gas. La mayoría de los cambios se ha realizado dentro del mercado libre, donde casi el 81% de las modificaciones fueron en electricidad y el 68% en gas. Esto refleja una mayor disposición de los consumidores a explorar alternativas a las grandes compañías tradicionales, motivados por precios más competitivos y un deseo de mayor transparencia.
Se ha observado un crecimiento notable de las comercializadoras independientes, que añadieron más de 200,000 puntos de suministro en electricidad y cerca de 30,000 en gas durante el año, evidenciando una transición hacia un mercado más fragmentado y competitivo. Esta realidad promueve la diversidad en la oferta y obliga a todos los actores a mejorar sus propuestas de valor.
No obstante, a finales de 2024 se prevé una transición hacia un nuevo marco regulatorio. El 31 de diciembre marcará la finalización de medidas como la reducción del IVA del 21% al 10%, lo que podría incrementar las facturas a partir de enero si no se implementan nuevas estrategias. El nuevo modelo de cálculo de la tarifa PVPC también busca suavizar futuras fluctuaciones, aunque su efecto en el presupuesto del consumidor aún está por determinarse.
De cara a 2025, el sector se enfrentará al reto de gestionar un entorno con precios potencialmente más altos y un aumento sostenido en la demanda. Entre las tendencias emergentes, destacan tres factores que podrían redefinir el panorama: la aparición de consumidores más activos, que buscan constantemente mejores tarifas, la necesidad de propuestas de valor más diferenciadas más allá del simple precio, y el papel crucial de la atención al cliente como ventaja competitiva en un mercado donde la satisfacción del cliente y la eficiencia son priorizadas.
En esta transformación, Gana Energía aspira a posicionarse como un referente en innovación y sostenibilidad, buscando ayudar a los clientes a ahorrar mientras colaboran en la creación de un futuro más ecológico. A medida que se aproxima 2025, la confianza y la transparencia se convierten en elementos esenciales para destacarse en un sector que exige un constante aprendizaje y adaptación.
