Llegó el Masters 1000 de Cincinnati, y las dudas sobre el tenis que estaba desplegando Roger Federer volvían a ser tema de debate, pero con Nadal eliminado solo dos tenistas podían cuestionar su reinado, y ambos se han ido un poco «escaldados» al enfrentarse al suizo, puesto que primero fue Andy Murray, el tenista más en forma del circuito ATP y después Novak Djokovic, que llegaba a la final más que esperanzado después de la victoria ante el español, se han llevado buena cuenta que todavía «Federer sigue siendo el rey».
La final tuvo un claro dominador, porque Federer fue desde el primer minuto a romper el juego de Djokovic, que encima no sacaba bien, no tenía confianza en su derecha y cada vez que estaba al saque era un sufrimiento, de hecho el primer set comenzó como un 5-0 para el suizo, que tan solo pudo maquillar el serbio casi al final para que no fuera un rosco, 6-1.
La segunda manga fue mucho mejor para Djokovic, rompió el saque de su rival después de un juego en blanco, y encima ganó nuevamente su servicio, es decir, con un 3-0 se podía pensar que se iba a ir a un tercer set, pero lejos de eso Federer hizo un parcial igual, para empatar, aunque el momento delicado llegó en el décimo juego con dos boles de set para el serbio, pero no las machacó y seguidamente Federer hizo el break clave y se llevó el encuentro por 7-5.
