La Sala Azca de la Fundación Mapfre redescubrirá a partir del próximo miércoles, 7 de marzo, la obra del fotógrafo británico Emil Otto Hoppé (Múnich, 1878-Londres, 1972), figura clave en la fotografía modernista de la era eduardiana con el talento único de tomar lo mejor de dos mundos: el retrato de personajes célebres o la fotografía de la vida real de las calles de Londres y las diferencias entre las distintas clases sociales, un campo que le acerca a la fotografía documental.
La vida de Hoppé parecía destinada a la de un gran banquero como la de su padre. Pero una cámara se interpuso en su destino y los retratos comenzaron a ser su principal preocupación. En la época en que desarrolló su trabajo, previa a la Primera Guerra Mundial, se produjo un gran auge cultural, lo que le permitió fotografiar a figuras del mundo del arte como Henry James o bailarines del Ballet Ruso, tan importante en la época. Richard Strauss, Jacob Epstein y William Nicholson, entre otros, no pudieron escaparse de la mirada de su objetivo.
Poco a poco fue adquiriendo gran fama. Además, también dedicó parte de su trabajo a documentar la vida en Londres, a retratar la cotidianeidad de sus calles. Pronto llegarían los viajes por todo el mundo. Imágenes que transportan a las llanuras africanas, a calles de la fría Alemania o a rascacielos de Estados Unidos.
E.O. Hoppé. El estudio y la calle reflejará el interés del fotógrafo por las ideas de raza, belleza y la posibilidad de ascenso social, dividiéndose en las imágenes que tomó desde su estudio y en la calle. Se dividirá, así, en secciones que dejan al descubierto estas líneas de investigación: Estudio, la calle, las bellas, y tipos de raza y clase social.
La fotografía es otro de los medios donde la historia se hace prácticamente palpable. El hecho de que Hoppé utilice estas temáticas nos pone en contacto con la realidad de la que somos herederos. Hacer de la realidad un arte o captar un instante y convertirlo en historia son ámbitos donde la fotografía cobra protagonismo.
