Los restos de explosivos continúan amenazando a quienes intentan regresar a lo que queda de sus barrios en Gaza. Proyectiles sin detonar, misiles caídos al borde de las calles y artefactos ocultos entre ruinas representan un peligro latente. En el barrio de Al-Rimal, uno de los más devastados, familias completas han levantado tiendas junto a carreteras rodeadas de munición abandonada.
Un corresponsal de Noticias ONU ha entrevistado a la familia Al-Anqar, que fue desplazada desde Al-Shuja’iyya. Zain y Jude, dos de sus miembros, relatan su experiencia aterradora. Mientras intentaban recolectar materiales para cocinar, levantaron, sin saberlo, un objeto explosivo que detonó, arrojándolos entre los escombros. Zain muestra sus cicatrices y heridas, mientras Jude comparte cómo sintieron la fuerza de la explosión arrastrarlos.
La madre, quien ahora cocinaba sobre una fogata improvisada, expresa su preocupación constante por sus hijos. «Lo que les ocurrió a nuestros hijos en este lugar podría pasarle a otros. Pedimos a Dios que nos proteja», comenta, reflejando el temor generalizado en la comunidad.
Las Naciones Unidas informan que incidentes de este tipo se registran semanalmente y advierten que la limpieza de explosivos en Gaza será un proceso «largo y complejo». La situación humanitaria es crítica, con solo 31 camiones de gas para cocinar entrando al sur de Gaza desde principios de octubre, mientras más del 60% de la población depende de la quema de residuos para preparar sus alimentos.
Fuente: ONU últimas noticias
