Con el afán y la esperanza de volver a avistar el futuro Kia Soul y poder inmortalizarlo de nuevo, hoy me he desplazado con la cámara de fotos y calzado adecuado hasta el sitio donde tomé la fotografía del modelo coreano. Pero no ha aparecido. En cambio, sí he podido divisar un Toyota Corolla Sedán, que hasta que no ha pasado por delante mío no he caído en que se trataba de una mula de pruebas.
A primera vista puede parecer un Corolla Sedán como cualquier otro. Cuando ha pasado por delante mío me he fijado en que en el salpicadero había dos relojes adicionales de color blanco rodeados de muchos cables y un ordenador portátil que la conductora (que en ningún momento me ha mirado mal) no paraba de mirar. En el asiento del copiloto había muchos objetos voluminosos que no he podido distinguir, pero viendo el interior está claro de que no es un Corolla Sedán normal y corriente.
Exteriormente la mula de pruebas no parecía una mula de pruebas, valga la redundancia, pero me lo ha «chivado» la matrícula provisional, la suspensión (que parece modificada) y el hecho de que llevaba unos cuantos días acumulando suciedad tanto en la carrocería como en las ruedas (con tapacubos y, curiosamente, sin ningún aparato o cable que enviase datos al ordenador).
Cabe desacar el hecho de que también se han paseado dos Toyota Auris; uno con matrícula provisional que no era una mula de pruebas, ya que no tenía ningún elemento que pudiese dar pistas (bueno, sucio estaba), y otro con matrícula de Bélgica, también provisional.
Ahora la duda es si debajo de esta mula de pruebas se esconde algún modelo nuevo, como por ejemplo la segunda generación del sedán o una berlina para otro país, o si están probando un motor nuevo. Hablando de motor, el de la mula no hacía demasiado ruido.
Fotos: Castro.