El aumento de las temperaturas y las lluvias recientes han facilitado la eclosión del mosquito tigre (Aedes albopictus), una especie que no solo causa incomodidad con sus picaduras, sino que también puede transmitir enfermedades como el dengue y la chikungunya. Según los especialistas de Rentokil Initial, aproximadamente el 80 % de los focos larvarios de estos mosquitos se localizan en el interior de las viviendas, destacando así la importancia de la intervención doméstica.
Rubén Bueno, del Departamento de I+D de Rentokil, subraya que el mosquito tigre presenta una mayor problemática en entornos urbanos que en áreas naturales. Su limitado radio de acción, que abarca aproximadamente 150 a 200 metros desde el punto de cría, significa que si se detecta un mosquito en casa, en el jardín o en espacios compartidos, la fuente de su presencia está cerca.
La proliferación de este insecto representa un riesgo que va más allá de las molestias de sus picaduras. Bueno explica que, conforme a la norma UNE EN 16636, se clasifica como plaga cualquier organismo que cause daños a personas, animales o al medio ambiente. “A mayor cantidad de mosquitos, mayor es el riesgo de transmisión de patógenos”, advierte.
Sabido es que solo las hembras son las que pican, necesitando la sangre para el desarrollo de sus huevos. Si bien su comportamiento es diurno y tiende a preferir áreas al aire libre, su escaso radio de acción puede generar un impacto significativo en lugares como terrazas y jardines, afectando especialmente a la industria de la hostelería.
Con el fin de prevenir la proliferación del mosquito tigre, los expertos recomiendan a los ciudadanos una serie de medidas. Es primordial eliminar el agua estancada en recipientes como platos de macetas, cubos o lonas de piscinas, así como mantener en buen estado piscinas y estanques a lo largo del año. Además, se deben revisar árboles que puedan acumular agua en sus cavidades y utilizar repelentes homologados o mosquiteras. Se deben desestimar remedios sin evidencia científica, como el uso de plantas aromáticas o pulseras.
En el ámbito urbano, el control de esta plaga recae en los ayuntamientos que deben realizar tratamientos larvicidas y adulticidas, así como fomentar campañas de sensibilización ciudadana. En regiones como la Comunidad Valenciana, el mosquito tigre se encuentra presente durante todo el año, siendo su máxima actividad entre abril y octubre. Por este motivo, la prevención debe iniciarse antes del verano.
Si ya se ha producido una picadura, los especialistas sugieren lavar la zona afectada con agua y jabón, aplicar hielo y estar atentos a posibles signos de infección. En caso de reacciones graves o sospechas de transmisión de una enfermedad, es urgente acudir a un profesional de salud.
Aunque el mosquito tigre no desaparecerá, una adecuada coordinación entre administraciones y ciudadanos puede minimizar su impacto. La prevención en el hogar y en las cercanías es fundamental para interrumpir su ciclo reproductivo y evitar que se convierta en un problema mayor.